Siguiendo la costumbre, en el año 1550 un integrante del gremio de Toneleros, conocido como Pedro Luís de Chipiona, descubrió una Figura de la Virgen en una alcantarilla cercana al río, posiblemente en el Arroyo del Tagarete, en el sitio llamado los Húmeros de la Carretería. Esta Representación de la Santísima Virgen es ahora la actual Virgen de la Luz de gloria, con cambios a lo largo del tiempo.

Las primeras normativas fueron aprobadas el 30 de julio de 1586, estableciendo la cofradía en el hospital de San Andrés de los Toneleros. Posteriormente, en 1587, debido a la reducción de hospitales, se trasladó a la parroquia de San Miguel, ubicada en la plaza del Duque.

En 1591, a solicitud de D. Antonio Cardona y Córdoba (Duque de Sessa), protector de la hermandad y embajador de España ante la Santa Sede, se le concedió la incorporación a la cofradía de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, establecida en la basílica Santiago de los Españoles en Roma. Esta bula le fue otorgada por el Pontífice Gregorio XIV el 20 de julio de aquel año y confirmada el 22 de noviembre de 1592, otorgándole además el título de Archicofradía. También se le concedió la facultad de procesionar con el Santísimo la mañana del Domingo de Resurrección y la autorización para celebrar el jubileo de las cuarenta horas dos veces al año, un privilegio que en aquel momento aún no se había concedido a Sevilla. Se sabe que en 1612 la hermandad celebró el jubileo de las cuarenta horas, siendo la primera en hacerlo. Con el tiempo, este culto se extendió a todas las demás.

En 1592, la archicofradía se trasladó al recién construido colegio de San Francisco de Paula, actualmente ocupado por la Iglesia del Sagrado Corazón en la calle Jesús del Gran Poder.

En 1602, el 8 de febrero, el Pontífice Clemente VIII concedió una bula en la que se otorgaban importantes indulgencias a los hermanos.

La procesión de penitencia originalmente se llevaba a cabo durante la Madrugada del Viernes Santo. A partir de 1613, hay documentos que indican que la cofradía desfilaba con dos pasos y continuó de esta manera durante al menos 27 años. La mayoría de los datos y noticias anteriores a 1640 provienen del celo de Marcos Sánchez, Mayordomo de la Archicofradía, quien en ese año testificó ante el escribano, don Sebastián de Espinosa, y el Alcalde del Crimen, Leonardo Henríquez, sobre la antigüedad y las sedes de la Archicofradía en sus primeros años de historia. Presentó cuatro testigos; Juan de la Vanda, Juan Carrasco, Sebastián Quijada y Juan Romero, quienes habían tenido trato con los primitivos fundadores, confirmando la antigüedad de la hermandad, ya que parte del archivo se destruyó en un incendio. Otras noticias mencionadas están en el archivo de la hermandad en la sección sobre privilegios y títulos concedidos a la misma (1789).

En 1623, la hermandad se unió a las del Traspaso, la Lanzada y la Soledad. Esta fusión, en contra de la opinión de las corporaciones, no prosperó, y tres años más tarde, la de las Tres Necesidades logró la independencia por disposición del nuevo asistente, D. Lorenzo Cárdenas.

En 1629, se encargó al maestro escultor y discípulo de Martínez Montañés, D. Alonso Álvarez de Albarrán, la ejecución de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, cobrando 400 reales por dicho encargo. Esta Dolorosa es la más antigua confirmada de toda la Semana Santa de Sevilla. La autoría del Santísimo Cristo de la Salud no puede ser afirmada con certeza, aunque la atribución más común es la del escultor D. Francisco de Ocampo y Felguera, nacido en Villacarrillo en 1.579, y fallecido en 1.639.

En 1677, se encargó a Pedro Roldán y Cristóbal de Guadix la ejecución de un paso por la suma de 18.048 reales sin contar el dorado del mismo, así como las figuras del Misterio de las Tres Necesidades. La imagen de Santa María Magdalena se atribuye a Pedro Duque Cornejo.

En 1690, se firmó una concordia con la hermandad de la Sentencia después de pleitos por el lugar del desfile en la procesión de penitencia.

En 1753, se consideró la posibilidad de establecerse en la capilla de Nuestra Señora de la Piedad (actual Baratillo), pero se decidió construir una capilla propia en el barrio de la Carretería.

En 1756, la hermandad aceptó el patronato del gremio de Toneleros, lo que fue aprobado oficialmente por el Arzobispo de Sevilla en 1761.

En 1761, la capilla fue bendecida en la solemnidad de la Asunción Gloriosa de María Santísima.

En 1788, con motivo de la proclamación de Carlos IV como Rey de España, se erigieron arcos triunfales en la ciudad. La hermandad montó uno de gran vistosidad en la plaza de Santa Marta, con la participación del destacado pintor Francisco Ximénez.

En 1790, se renovaron las normativas de la hermandad.

En 1791, la hermandad mantuvo disputas legales con la Cofradía de la Santa Cruz y la Virgen del Rosario, siendo favorable el resultado para la Archicofradía de las Tres Necesidades.

En 1807, la hermandad acordó desfilar en el antiguo Hospital de San Hermenegildo.

En 1808, ante la ocupación de la ciudad por parte de los franceses, la hermandad suspendió su estación de penitencia.

En 1810, la Archicofradía de las Tres Necesidades desfiló por última vez durante la ocupación francesa.

La Hermandad de la Carretería, una institución arraigada en la historia de Sevilla, ha experimentado una rica evolución desde su fundación en el siglo XVI. Desde sus primeros pasos hasta la actualidad, ha sido testigo de importantes eventos que han marcado su identidad y trayectoria.

En el siglo XIX, destacan la creación de nuevos pasos procesionales y retablos bajo la dirección del artista Manuel Rodríguez Espinosa. Además, la hermandad contó con el mecenazgo de los Duques de Montpensier, quienes fueron recibidos como Hermanos Mayores Perpetuos.

A lo largo de los años, la Hermandad de la Carretería ha enfrentado desafíos, como la necesidad de cambiar la fecha de su estación de penitencia debido a las inclemencias del tiempo. Sin embargo, ha sabido adaptarse y mantener relaciones fructíferas con otras cofradías, como la Quinta Angustia.

El patrimonio artístico de la hermandad también ha sido notable, con la adquisición de custodias procesionales y la realización de bordados y enseres de gran calidad. Aunque ha enfrentado contratiempos, como el incendio que afectó sus enseres en 1956, la Hermandad de la Carretería ha sabido recuperarse y seguir adelante con determinación.

En tiempos más recientes, la hermandad ha experimentado cambios significativos, como la aprobación de nuevas Reglas que permiten la participación plena de hermanos y hermanas en las procesiones. Además, ha fortalecido la colaboración con otras instituciones, como la vecina Hermandad del Baratillo.

Con una rica historia que abarca más de cuatro siglos, la Hermandad de la Carretería continúa siendo una parte integral del tejido cultural y religioso de Sevilla, llevando adelante sus tradiciones con fervor y devoción.