Miércoles Santo | Hermandades Semana Santa Sevilla

Las distintas Hermandades que realizan su Estación de Penitencia en el Miércoles Santo de Sevilla son:

El Carmen

La Sed

San Bernardo

El Buen Fin

La Lanzada

El Baratillo

Cristo de Burgos

Las Siete Palabras

Los Panaderos

Parece, que ya conocemos cuales son las diferentes Hermandades que procesionan durante la jornada del Miércoles Santo por las calles, en esta Semana Santa Sevilla.

Por lo tanto… ¡Vamos a conocer toda la información sobre una de las Hermandades del Miércoles Santo en Sevilla, como es la Hermandad de las Siete Palabras!

Miércoles Santo | Hermandades Semana Santa Sevilla

Las distintas Hermandades que realizan su Estación de Penitencia en el Miércoles Santo de Sevilla son:

El Carmen

La Sed

San Bernardo

El Buen Fin

La Lanzada

El Baratillo

Cristo de Burgos

Las Siete Palabras

Los Panaderos

Parece, que ya conocemos cuales son las diferentes Hermandades que procesionan durante la jornada del Miércoles Santo por las calles, en esta Semana Santa Sevilla.

Por lo tanto… ¡Vamos a conocer toda la información sobre una de las Hermandades del Miércoles Santo en Sevilla, como es la Hermandad de las Siete Palabras!

Hermandad de las Siete Palabras

Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Rosario, Ánimas Benditas del Purgatorio y Primitiva Archicofradía del Sagrado Corazón y Clavos de Jesús, Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, Santísimo Cristo de las Siete Palabras, María Santísima de los Remedios, Nuestra Señora de la Cabeza

Hermandad de las Siete Palabras

Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Rosario, Ánimas Benditas del Purgatorio y Primitiva Archicofradía del Sagrado Corazón y Clavos de Jesús, Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, Santísimo Cristo de las Siete Palabras, María Santísima de los Remedios, Nuestra Señora de la Cabeza

SAGRADOS TITULARES | Hermandad de las Siete Palabras

Divina Misericordia

Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia

La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia de la Hermandad de las Siete Palabras es obra Felipe de Rivas. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el año 1641.

El momento representado es a Jesús con la cruz a cuestas.

Santísimo Cristo de las Siete Palabras

La imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras
de la Hermandad de las Siete Palabras es obra Felipe Martínez. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el siglo XVII.

El momento representado es a Jesús crucificado en la cruz pronunciando las siete palabras y acompañado por la Virgen de los Remedios, San Juan Evangelista, Santa María Magdalena, Santa María de Cleofás y Santa María Salomé.

NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA

La imagen de Nuestra Señora de la Cabeza de la Hermandad de las Siete Palabras es obra de Emilio Pizarro

La Titular Mariana de dicha Hermandad fue tallada en el siglo XIX.

Dolorosa bajo palio refleja el sufrimiento y el amor por su hijo.

SAGRADOS TITULARES | Hermandad de las Siete Palabras

Divina Misericordia

Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia

La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia de la Hermandad de las Siete Palabras es obra Felipe de Rivas. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el año 1641.

El momento representado es a Jesús con la cruz a cuestas.

Santísimo Cristo de las Siete Palabras

La imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras
de la Hermandad de las Siete Palabras es obra Felipe Martínez. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el siglo XVII.

El momento representado es a Jesús crucificado en la cruz pronunciando las siete palabras y acompañado por la Virgen de los Remedios, San Juan Evangelista, Santa María Magdalena, Santa María de Cleofás y Santa María Salomé.

NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA

La imagen de Nuestra Señora de la Cabeza de la Hermandad de las Siete Palabras es obra de Emilio Pizarro

La Titular Mariana de dicha Hermandad fue tallada en el siglo XIX.

Dolorosa bajo palio refleja el sufrimiento y el amor por su hijo.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL Hermandad de las Siete Palabras | Miércoles Santo Sevilla

Acompañará musicalmente a la imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras.

 

Banda de Música Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor

Acompañará musicalmente a la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza.

 

Itinerario Hermandad de Las Siete Palabras | Miércoles Santo 2025

Parroquia de San Vicente

La Hermandad de las Siete Palabras realizará su salida a las 19:50 horas y, seguirá el siguiente itinerario por las calles de Sevilla:

Cardenal Cisneros
San Vicente
Baños
Goles
Puerta Real
Alfonso XII
Plaza del Duque de la Victoria
CARRERA OFICIAL (22:01)
Plaza del Triunfo
Fray Ceferino González
Avda. de La Constitución
García de Vinuesa
Fernández y González
Plaza Nueva
Tetuán
Velázquez
O´Donnell
Campana
Plaza del Duque de la Victoria
Alfonso XII
Santa Vicenta María
Virgen de los Buenos Libros
Cardenal Cisneros

Tras haber realizado este itinerario, la Hermandad de las Siete Palabras tiene prevista su entrada a las 03:15 horas.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL Hermandad de las Siete Palabras | Miércoles Santo Sevilla

Banda de Cornetas y Tambores Esencia

Acompañará musicalmente a la imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras.

Banda de Música Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor

Banda de Música Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor

Acompañará musicalmente a la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza.

Itinerario Hermandad de Las Siete Palabras | Miércoles Santo 2025

La Hermandad de las Siete Palabras realizará su salida a las 19:50 horas y, seguirá el siguiente itinerario por las calles de Sevilla:

Cardenal Cisneros
San Vicente
Baños
Goles
Puerta Real
Alfonso XII
Plaza del Duque de la Victoria
CARRERA OFICIAL (22:01)
Plaza del Triunfo
Fray Ceferino González
Avda. de La Constitución
García de Vinuesa
Fernández y González
Plaza Nueva
Tetuán
Velázquez
O´Donnell
Campana
Plaza del Duque de la Victoria
Alfonso XII
Santa Vicenta María
Virgen de los Buenos Libros
Cardenal Cisneros

Tras haber realizado este itinerario, la Hermandad de las Siete Palabras tiene prevista su entrada a las 03:15 horas.

HISTORIA Hermandad de las Siete Palabras

El desarrollo de la Hermandad de las Siete Palabras se remonta a varios siglos atrás, mostrando una evolución que abarca distintas dimensiones espirituales y sociales. Su configuración actual se ha consolidado a través de un proceso de fusiones de diversas hermandades, cada una con sus propias características y devociones, pero todas con un vínculo común: el barrio de San Vicente.

  • Hermandad Sacramental de San Vicente: Fundada en 1511 por Doña Teresa Enríquez, se erige como una de las primeras hermandades sacramentales de la ciudad. Su principal función era acompañar al Santísimo Sacramento en la administración de los sacramentos a los enfermos.
  • Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza: Establecida en 1561 en el convento Casa Grande del Carmen, esta hermandad de gloria se inspiró en la cofradía matriz de Andújar, aunque con su propia iconografía y celebraciones.
  • Hermandad de las Ánimas Benditas: Fundada en 1562 en la parroquia de San Vicente Mártir, su objetivo principal era rogar por las almas del Purgatorio, recibiendo donaciones testamentarias para misas en sufragio de estas almas.
  • Cofradía de los Sagrados Clavos, Virgen de los Remedios y San Juan Evangelista: Aunque sus orígenes no están confirmados, se cree que inició como una hermandad de gloria en el convento de los Remedios y luego se convirtió en una cofradía de penitencia, con un énfasis en la procesión del Miércoles Santo.
  • Hermandad del Rosario: Fundada en 1672 en la parroquia de San Vicente Mártir, esta hermandad tenía como característica especial la propagación pública del rezo del rosario, aunque posteriormente también procesionaba una imagen de la Virgen a partir de 1777.

La fusión de estas distintas hermandades a lo largo del tiempo ha dado lugar a la Hermandad de las Siete Palabras, que abarca las dimensiones sacramental, de penitencia, de gloria y de ánimas, reflejando así una rica diversidad espiritual, histórica y patrimonial arraigada en el barrio de San Vicente durante más de cinco siglos.

El proceso de fusiones que dio origen a la Hermandad de las Siete Palabras se desarrolló a lo largo de varios siglos, culminando en la configuración actual de la corporación. Aquí está la síntesis cronológica:

  • 1629: Fusión entre la Hermandad de la Cabeza y la de los Sagrados Clavos y Virgen de los Remedios en el convento del Carmen. Esta fusión, única en su momento, ocurrió debido a que la Hermandad de los Sagrados Clavos se ubicó provisionalmente en la capilla de la Cabeza durante obras en el convento. Tras convivir durante treinta y nueve años, decidieron unirse. Posteriormente, en 1777, se comenzó a llamar al crucificado resultante el Cristo de las Siete Palabras.
  • 1794: Fusión entre la Hermandad Sacramental y la de las Ánimas. La convivencia estrecha de ambas hermandades a lo largo de los siglos, con numerosos legados testamentarios compartidos y una composición de hermanos idéntica, condujo a su fusión.
  • 1947: Fusión entre la Hermandad Sacramental y de Ánimas con la del Rosario. El traslado de la imagen de la Virgen del Rosario a una capilla más grande en 1884 impulsó la colaboración entre ambas hermandades. La situación de decadencia y la similitud en la composición de hermanos motivaron su fusión.
  • 1966: Fusión de la Hermandad Sacramental, de Ánimas y del Rosario con la Hermandad de las Siete Palabras. Desde su traslado a la parroquia de San Vicente Mártir en 1868, la colaboración entre la Hermandad de las Siete Palabras y la Sacramental fue significativa. El declive de esta última culminó en su fusión con la cofradía de penitencia, creando una única corporación con el cuádruple carácter de hermandad sacramental, cofradía de penitencia, hermandad de gloria y hermandad de ánimas.

La fundación de la Hermandad Sacramental de San Vicente se remonta a 1511, según describe la regla más antigua conservada, aunque también se menciona que fue establecida por Doña Teresa Enríquez. Esta hermandad tenía como propósito principal acompañar al Santísimo Sacramento en procesiones públicas, especialmente durante visitas a enfermos y celebraciones especiales, como las procesiones de impedidos y las fiestas mensuales.

Con el tiempo, la Hermandad Sacramental creció en actividad y recibió numerosos legados testamentarios, lo que le proporcionó recursos económicos significativos. Inicialmente, residía en un lugar indeterminado dentro de la parroquia, pero luego ocupó una capilla perteneciente al patronato de la familia Sancho y Bravo de Laguna. En 1674, recibió la imagen de Jesús Nazareno, lo que generó un conflicto legal por su propiedad, resuelto a favor de la hermandad.

En 1750, se iniciaron obras de restauración en la capilla, que sufrió daños por un terremoto en 1761. Tras un largo proceso, se logró la restauración y ampliación del recinto, que se convirtió en una de las capillas sacramentales más grandes de Sevilla, inaugurada en 1782. Un hito importante en la historia de la hermandad fue la donación del retablo mayor a la parroquia, costeado por la hermandad y ejecutado por Cristóbal de Guadix en 1690.

La Hermandad Sacramental existió de manera independiente hasta 1794, cuando se fusionó con la Hermandad de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Esta fusión marcó un hito significativo en la historia de la hermandad, consolidando su legado y contribuciones a la comunidad parroquial de San Vicente.

La devoción a la Virgen de la Cabeza se remonta al año 1227, cuando un pastor llamado Juan Alonso Rivas descubrió una imagen de la Virgen en un cerro de Sierra Morena, cerca de Andújar (Jaén). Según la tradición, la imagen fue traída a España por San Eufrasio y ocultada durante la invasión musulmana para protegerla de la destrucción. El hallazgo de la imagen por el pastor llevó a la construcción de un santuario en el lugar, donde pronto surgió una gran devoción.

A medida que la devoción crecía, se fundaron hermandades en toda la diócesis de Jaén para honrar a la Virgen de la Cabeza, siendo Andújar el centro principal. En 1561, la devoción llegó a Sevilla y se estableció en la iglesia del convento del Carmen, aunque esta hermandad no fue filial de la de Andújar ni participó en su romería.

La Hermandad de la Virgen de la Cabeza en Sevilla aprobó su regla en 1564, que luego se reformó en 1573 y 1596 para incluir a San Zoilo como titular, ya que la hermandad tenía una imagen de este santo en su capilla. La capilla fue construida en terrenos cedidos por la comunidad del Carmen en 1582, contigua al templo del convento y con acceso directo a la calle Baños.

Inicialmente, la hermandad era de gloria, centrándose en la celebración de la festividad de Nuestra Señora de la Cabeza el último domingo de abril, con una procesión el sábado anterior. Sin embargo, en 1629, la hermandad se fusionó con la cofradía de penitencia de los Sagrados Clavos y Nuestra Señora de los Remedios, marcando un cambio en su carácter y actividades.

A partir de la segunda mitad del siglo XIV, influenciado por las predicaciones de las órdenes mendicantes, el ser humano comenzó a preocuparse por la mortalidad y el destino de su alma después de la muerte. Se desarrolló la creencia en un juicio después de la muerte y en la existencia del Purgatorio como un lugar de purificación temporal para las almas que no alcanzaron el Paraíso de inmediato. La Iglesia estableció la festividad de los fieles difuntos el 2 de noviembre para orar por las almas en el Purgatorio.

En este contexto, surgieron hermandades dedicadas al sufragio de las almas de los difuntos, que proporcionaban asistencia en los entierros y celebraban misas por las almas de los fallecidos. Estas hermandades, aunque algunas también tenían otros propósitos, se enfocaban principalmente en este acto de caridad.

En 1562, se estableció una de estas hermandades en la parroquia de San Vicente Mártir, obteniendo la aprobación de su regla dos años después. Durante el siglo XVII, experimentó un gran crecimiento debido a los legados testamentarios dejados por los fieles para sufragar misas por sus almas.

La hermandad adquirió un espacio para construir un altar y una bóveda para enterrar a sus miembros en 1611. En 1649, se le cedió la imagen de Jesús Nazareno, aunque más tarde esta imagen fue transferida a la Hermandad Sacramental, posiblemente debido a la colaboración entre ambas hermandades en la elaboración de una imagen de San Miguel Arcángel en 1657 por Pedro Roldán.

En el siglo XVIII, la actividad de la hermandad disminuyó notablemente, y gradualmente se fusionó con la Hermandad Sacramental, culminando en la fusión completa en 1794. Este proceso refleja una simbiosis gradual entre las dos hermandades, que finalmente se unieron en una sola entidad.

El origen exacto de la cofradía de penitencia es un enigma histórico aún sin resolver. La referencia a una regla anterior en la de 1595 sugiere que los estatutos primitivos fueron aprobados alrededor de 1590, aunque lo habitual en esa época era que la fundación tuviera lugar algunos años antes. Algunos historiadores consideran que la institución de la hermandad ocurrió en el convento de los Remedios, ubicado en la plaza de Cuba, mientras que otros sugieren que pudo haber comenzado en el convento del Carmen, posiblemente tras una inundación en 1593 que afectó al primero de estos lugares y pudo haber impulsado a los hermanos a trasladarse al Carmen.

En cualquier caso, para el año 1595, la hermandad ya estaba establecida en la capilla de la Virgen de la Cabeza debido a las obras en la iglesia del convento. La regla aprobada en ese año estableció la procesión penitencial el Miércoles Santo, con nazarenos vistiendo túnicas blancas con escapularios colorados y tres pasos: una representación del Apocalipsis con los Sagrados Clavos, un Cristo Crucificado en el segundo paso, y otro Crucificado junto con la Virgen de los Remedios vestida de negro en el tercero.

La iglesia del convento se reabrió en 1609, pero la hermandad permaneció en la capilla de la Cabeza, donde había estado durante catorce años. En 1629, después de treinta y cuatro años de convivencia, ambas corporaciones se fusionaron, marcando la primera vez en Sevilla que dos corporaciones con institutos distintos se unieron.

La rama de nuestra hermandad que permaneció más tiempo autónoma, durante trescientos treinta y siete años, atravesó numerosos desafíos a lo largo de su historia. Se ha sugerido que una nueva hermandad, dedicada a San Juan Evangelista y formada por el gremio de los impresores, se fusionaría con esta, pero es más probable que el gremio se integrara en nuestra hermandad, lo cual ocurrió en 1677. Durante el siglo XVII, la hermandad parecía floreciente, incluso encargando un paso para representar el misterio del Apocalipsis, con la contribución de varios artistas. Sin embargo, a principios del siglo XVIII, dejó de realizar su procesión penitencial en Semana Santa.

La situación empeoró con el derrumbe de la capilla en 1721, lo que representó un grave revés para la hermandad, que no contaba con los fondos necesarios para reconstruirla. Vendieron sus pasos a la Cofradía del Mayor Dolor, pero esto no fue suficiente para completar las obras, que se detuvieron en 1732. La hermandad permaneció inactiva durante diez años hasta que una nueva junta reanudó los trabajos en 1742, finalizándolos en 1752 con la inauguración de la nueva capilla. Sin embargo, surgieron nuevos problemas cuando los carmelitas reclamaron el pago del suelo para la capilla, lo que llevó al declive de la hermandad en 1785.

En 1797, miembros de la Congregación de Luz y Vela se interesaron por la belleza de las imágenes en la capilla y decidieron reorganizar la hermandad, redactando una nueva regla al año siguiente que incluía al Cristo de las Siete Palabras y al Sagrado Corazón de Jesús como titulares.

El siglo XIX trajo más dificultades con la invasión francesa y el cierre del convento del Carmen, aunque las imágenes se trasladaron temporalmente a la parroquia de San Vicente. La capilla fue cerrada nuevamente en 1835, pero se reabrió más tarde. En 1858, la hermandad se reorganizó con José Bermejo y Carballo como hermano mayor, marcando el comienzo de una época más próspera. A partir de entonces, la hermandad adquirió vitalidad y realizó su procesión anual de manera regular.

En el siglo XX, la hermandad creció aún más, incorporando un segundo paso en 1958 y fusionándose con la Hermandad Sacramental en 1966, una unión que había sido precedida por las fusiones de esta última con las hermandades de las Ánimas y del Rosario.

El origen exacto de la cofradía de penitencia es un enigma histórico aún por resolver. Se ha sugerido que la fundación tuvo lugar en el convento de los Remedios, en la actual plaza de Cuba, aunque otros argumentan que pudo haber sido en el convento del Carmen. Sin embargo, en 1595 la cofradía ya estaba establecida en la capilla de la Virgen de la Cabeza, ya que la iglesia del convento estaba en obras en ese momento. Este año marca la aprobación de la regla que ha llegado hasta nuestros días, que establece la estación de penitencia el Miércoles Santo, con los nazarenos vistiendo túnicas blancas con escapulario colorado y tres pasos: una alegoría del Apocalipsis, un Cristo Crucificado y otro Crucificado junto a la Virgen de los Remedios.

La cofradía permaneció en la capilla de la Cabeza hasta 1629, cuando se fusionó con la hermandad del Rosario, siendo la primera vez en Sevilla que dos corporaciones de instituto distinto se unían. A pesar de ser una hermandad de gloria, dedicada al rezo público del rosario, gradualmente comenzó a cobrar más importancia el culto procesional. En 1777, la procesión con la titular se realizó por primera vez, lo que marcó un cambio en el enfoque de la cofradía.

La capilla de la cofradía, donde se veneraba a la imagen de Nuestra Señora del Rosario, tiene una historia documentada desde el siglo XVIII. Se realizaron diversas obras y mejoras en la capilla a lo largo de los años, financiadas por la cofradía. A pesar de algunos problemas legales y disputas sobre la propiedad, la cofradía conservó el uso de la capilla y sus altares durante siglos. Finalmente, en 1945, la capilla fue cedida a otra hermandad, aunque la propiedad de la misma y sus altares seguían perteneciendo a la cofradía del Rosario.

La fusión en 1794 de las Hermandades del Santísimo Sacramento y de las Ánimas Benditas dio lugar a una nueva corporación con un doble carácter, aunque predominaba el aspecto eucarístico. Sin embargo, esta unión no logró alcanzar el esplendor que habían tenido por separado las dos hermandades, principalmente debido al convulso período que atravesó España durante casi todo el siglo XIX, marcado por las leyes desamortizadoras que afectaron al patrimonio de la iglesia.

Un hito destacable en este período fue la realización de una custodia de plata sobredorada, que tardó más de treinta años en completarse y fue finalmente terminada en 1833 por Antonio Cadenas.

La principal actividad de la hermandad era acompañar al Santísimo Sacramento, aunque también mantenían la procesión de impedidos. En 1884, la imagen de la Virgen del Rosario pasó a presidir el altar principal de la capilla del sagrario, lo que fortaleció las relaciones entre las dos hermandades y eventualmente condujo a su fusión en 1947.

Después de la fusión, la corporación resultante tuvo una existencia autónoma durante diecinueve años, pero este período estuvo marcado por la decadencia. Se tardaron ocho años en redactar una nueva regla, que finalmente se aprobó en 1955 y estableció diversos cultos y procesiones, aunque muchos de ellos se realizaron de forma intermitente.

La hermandad experimentó dificultades con un proyecto de reforma de las dependencias parroquiales, lo que llevó a aceptar la solicitud de fusión presentada por la Hermandad de las Siete Palabras en 1966. Desde entonces, todas las hermandades se unieron en una sola corporación con un triple carácter eucarístico, penitencial y letífico.

En los últimos años, la hermandad ha tomado medidas para revitalizar sus actividades, como la incorporación de hermanas y costaleros, la apertura regular de sus dependencias y la celebración de procesiones y cultos con mayor regularidad. En particular, la procesión del Rosario se ha regularizado anualmente desde 2003, y se han llevado a cabo eventos especiales para conmemorar hitos importantes en la historia de la hermandad.

HISTORIA Hermandad de las Siete Palabras

El desarrollo de la Hermandad de las Siete Palabras se remonta a varios siglos atrás, mostrando una evolución que abarca distintas dimensiones espirituales y sociales. Su configuración actual se ha consolidado a través de un proceso de fusiones de diversas hermandades, cada una con sus propias características y devociones, pero todas con un vínculo común: el barrio de San Vicente.

  • Hermandad Sacramental de San Vicente: Fundada en 1511 por Doña Teresa Enríquez, se erige como una de las primeras hermandades sacramentales de la ciudad. Su principal función era acompañar al Santísimo Sacramento en la administración de los sacramentos a los enfermos.
  • Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza: Establecida en 1561 en el convento Casa Grande del Carmen, esta hermandad de gloria se inspiró en la cofradía matriz de Andújar, aunque con su propia iconografía y celebraciones.
  • Hermandad de las Ánimas Benditas: Fundada en 1562 en la parroquia de San Vicente Mártir, su objetivo principal era rogar por las almas del Purgatorio, recibiendo donaciones testamentarias para misas en sufragio de estas almas.
  • Cofradía de los Sagrados Clavos, Virgen de los Remedios y San Juan Evangelista: Aunque sus orígenes no están confirmados, se cree que inició como una hermandad de gloria en el convento de los Remedios y luego se convirtió en una cofradía de penitencia, con un énfasis en la procesión del Miércoles Santo.
  • Hermandad del Rosario: Fundada en 1672 en la parroquia de San Vicente Mártir, esta hermandad tenía como característica especial la propagación pública del rezo del rosario, aunque posteriormente también procesionaba una imagen de la Virgen a partir de 1777.

La fusión de estas distintas hermandades a lo largo del tiempo ha dado lugar a la Hermandad de las Siete Palabras, que abarca las dimensiones sacramental, de penitencia, de gloria y de ánimas, reflejando así una rica diversidad espiritual, histórica y patrimonial arraigada en el barrio de San Vicente durante más de cinco siglos.

El proceso de fusiones que dio origen a la Hermandad de las Siete Palabras se desarrolló a lo largo de varios siglos, culminando en la configuración actual de la corporación. Aquí está la síntesis cronológica:

  • 1629: Fusión entre la Hermandad de la Cabeza y la de los Sagrados Clavos y Virgen de los Remedios en el convento del Carmen. Esta fusión, única en su momento, ocurrió debido a que la Hermandad de los Sagrados Clavos se ubicó provisionalmente en la capilla de la Cabeza durante obras en el convento. Tras convivir durante treinta y nueve años, decidieron unirse. Posteriormente, en 1777, se comenzó a llamar al crucificado resultante el Cristo de las Siete Palabras.
  • 1794: Fusión entre la Hermandad Sacramental y la de las Ánimas. La convivencia estrecha de ambas hermandades a lo largo de los siglos, con numerosos legados testamentarios compartidos y una composición de hermanos idéntica, condujo a su fusión.
  • 1947: Fusión entre la Hermandad Sacramental y de Ánimas con la del Rosario. El traslado de la imagen de la Virgen del Rosario a una capilla más grande en 1884 impulsó la colaboración entre ambas hermandades. La situación de decadencia y la similitud en la composición de hermanos motivaron su fusión.
  • 1966: Fusión de la Hermandad Sacramental, de Ánimas y del Rosario con la Hermandad de las Siete Palabras. Desde su traslado a la parroquia de San Vicente Mártir en 1868, la colaboración entre la Hermandad de las Siete Palabras y la Sacramental fue significativa. El declive de esta última culminó en su fusión con la cofradía de penitencia, creando una única corporación con el cuádruple carácter de hermandad sacramental, cofradía de penitencia, hermandad de gloria y hermandad de ánimas.

La fundación de la Hermandad Sacramental de San Vicente se remonta a 1511, según describe la regla más antigua conservada, aunque también se menciona que fue establecida por Doña Teresa Enríquez. Esta hermandad tenía como propósito principal acompañar al Santísimo Sacramento en procesiones públicas, especialmente durante visitas a enfermos y celebraciones especiales, como las procesiones de impedidos y las fiestas mensuales.

Con el tiempo, la Hermandad Sacramental creció en actividad y recibió numerosos legados testamentarios, lo que le proporcionó recursos económicos significativos. Inicialmente, residía en un lugar indeterminado dentro de la parroquia, pero luego ocupó una capilla perteneciente al patronato de la familia Sancho y Bravo de Laguna. En 1674, recibió la imagen de Jesús Nazareno, lo que generó un conflicto legal por su propiedad, resuelto a favor de la hermandad.

En 1750, se iniciaron obras de restauración en la capilla, que sufrió daños por un terremoto en 1761. Tras un largo proceso, se logró la restauración y ampliación del recinto, que se convirtió en una de las capillas sacramentales más grandes de Sevilla, inaugurada en 1782. Un hito importante en la historia de la hermandad fue la donación del retablo mayor a la parroquia, costeado por la hermandad y ejecutado por Cristóbal de Guadix en 1690.

La Hermandad Sacramental existió de manera independiente hasta 1794, cuando se fusionó con la Hermandad de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Esta fusión marcó un hito significativo en la historia de la hermandad, consolidando su legado y contribuciones a la comunidad parroquial de San Vicente.

La devoción a la Virgen de la Cabeza se remonta al año 1227, cuando un pastor llamado Juan Alonso Rivas descubrió una imagen de la Virgen en un cerro de Sierra Morena, cerca de Andújar (Jaén). Según la tradición, la imagen fue traída a España por San Eufrasio y ocultada durante la invasión musulmana para protegerla de la destrucción. El hallazgo de la imagen por el pastor llevó a la construcción de un santuario en el lugar, donde pronto surgió una gran devoción.

A medida que la devoción crecía, se fundaron hermandades en toda la diócesis de Jaén para honrar a la Virgen de la Cabeza, siendo Andújar el centro principal. En 1561, la devoción llegó a Sevilla y se estableció en la iglesia del convento del Carmen, aunque esta hermandad no fue filial de la de Andújar ni participó en su romería.

La Hermandad de la Virgen de la Cabeza en Sevilla aprobó su regla en 1564, que luego se reformó en 1573 y 1596 para incluir a San Zoilo como titular, ya que la hermandad tenía una imagen de este santo en su capilla. La capilla fue construida en terrenos cedidos por la comunidad del Carmen en 1582, contigua al templo del convento y con acceso directo a la calle Baños.

Inicialmente, la hermandad era de gloria, centrándose en la celebración de la festividad de Nuestra Señora de la Cabeza el último domingo de abril, con una procesión el sábado anterior. Sin embargo, en 1629, la hermandad se fusionó con la cofradía de penitencia de los Sagrados Clavos y Nuestra Señora de los Remedios, marcando un cambio en su carácter y actividades.

A partir de la segunda mitad del siglo XIV, influenciado por las predicaciones de las órdenes mendicantes, el ser humano comenzó a preocuparse por la mortalidad y el destino de su alma después de la muerte. Se desarrolló la creencia en un juicio después de la muerte y en la existencia del Purgatorio como un lugar de purificación temporal para las almas que no alcanzaron el Paraíso de inmediato. La Iglesia estableció la festividad de los fieles difuntos el 2 de noviembre para orar por las almas en el Purgatorio.

En este contexto, surgieron hermandades dedicadas al sufragio de las almas de los difuntos, que proporcionaban asistencia en los entierros y celebraban misas por las almas de los fallecidos. Estas hermandades, aunque algunas también tenían otros propósitos, se enfocaban principalmente en este acto de caridad.

En 1562, se estableció una de estas hermandades en la parroquia de San Vicente Mártir, obteniendo la aprobación de su regla dos años después. Durante el siglo XVII, experimentó un gran crecimiento debido a los legados testamentarios dejados por los fieles para sufragar misas por sus almas.

La hermandad adquirió un espacio para construir un altar y una bóveda para enterrar a sus miembros en 1611. En 1649, se le cedió la imagen de Jesús Nazareno, aunque más tarde esta imagen fue transferida a la Hermandad Sacramental, posiblemente debido a la colaboración entre ambas hermandades en la elaboración de una imagen de San Miguel Arcángel en 1657 por Pedro Roldán.

En el siglo XVIII, la actividad de la hermandad disminuyó notablemente, y gradualmente se fusionó con la Hermandad Sacramental, culminando en la fusión completa en 1794. Este proceso refleja una simbiosis gradual entre las dos hermandades, que finalmente se unieron en una sola entidad.

El origen exacto de la cofradía de penitencia es un enigma histórico aún sin resolver. La referencia a una regla anterior en la de 1595 sugiere que los estatutos primitivos fueron aprobados alrededor de 1590, aunque lo habitual en esa época era que la fundación tuviera lugar algunos años antes. Algunos historiadores consideran que la institución de la hermandad ocurrió en el convento de los Remedios, ubicado en la plaza de Cuba, mientras que otros sugieren que pudo haber comenzado en el convento del Carmen, posiblemente tras una inundación en 1593 que afectó al primero de estos lugares y pudo haber impulsado a los hermanos a trasladarse al Carmen.

En cualquier caso, para el año 1595, la hermandad ya estaba establecida en la capilla de la Virgen de la Cabeza debido a las obras en la iglesia del convento. La regla aprobada en ese año estableció la procesión penitencial el Miércoles Santo, con nazarenos vistiendo túnicas blancas con escapularios colorados y tres pasos: una representación del Apocalipsis con los Sagrados Clavos, un Cristo Crucificado en el segundo paso, y otro Crucificado junto con la Virgen de los Remedios vestida de negro en el tercero.

La iglesia del convento se reabrió en 1609, pero la hermandad permaneció en la capilla de la Cabeza, donde había estado durante catorce años. En 1629, después de treinta y cuatro años de convivencia, ambas corporaciones se fusionaron, marcando la primera vez en Sevilla que dos corporaciones con institutos distintos se unieron.

La rama de nuestra hermandad que permaneció más tiempo autónoma, durante trescientos treinta y siete años, atravesó numerosos desafíos a lo largo de su historia. Se ha sugerido que una nueva hermandad, dedicada a San Juan Evangelista y formada por el gremio de los impresores, se fusionaría con esta, pero es más probable que el gremio se integrara en nuestra hermandad, lo cual ocurrió en 1677. Durante el siglo XVII, la hermandad parecía floreciente, incluso encargando un paso para representar el misterio del Apocalipsis, con la contribución de varios artistas. Sin embargo, a principios del siglo XVIII, dejó de realizar su procesión penitencial en Semana Santa.

La situación empeoró con el derrumbe de la capilla en 1721, lo que representó un grave revés para la hermandad, que no contaba con los fondos necesarios para reconstruirla. Vendieron sus pasos a la Cofradía del Mayor Dolor, pero esto no fue suficiente para completar las obras, que se detuvieron en 1732. La hermandad permaneció inactiva durante diez años hasta que una nueva junta reanudó los trabajos en 1742, finalizándolos en 1752 con la inauguración de la nueva capilla. Sin embargo, surgieron nuevos problemas cuando los carmelitas reclamaron el pago del suelo para la capilla, lo que llevó al declive de la hermandad en 1785.

En 1797, miembros de la Congregación de Luz y Vela se interesaron por la belleza de las imágenes en la capilla y decidieron reorganizar la hermandad, redactando una nueva regla al año siguiente que incluía al Cristo de las Siete Palabras y al Sagrado Corazón de Jesús como titulares.

El siglo XIX trajo más dificultades con la invasión francesa y el cierre del convento del Carmen, aunque las imágenes se trasladaron temporalmente a la parroquia de San Vicente. La capilla fue cerrada nuevamente en 1835, pero se reabrió más tarde. En 1858, la hermandad se reorganizó con José Bermejo y Carballo como hermano mayor, marcando el comienzo de una época más próspera. A partir de entonces, la hermandad adquirió vitalidad y realizó su procesión anual de manera regular.

En el siglo XX, la hermandad creció aún más, incorporando un segundo paso en 1958 y fusionándose con la Hermandad Sacramental en 1966, una unión que había sido precedida por las fusiones de esta última con las hermandades de las Ánimas y del Rosario.

El origen exacto de la cofradía de penitencia es un enigma histórico aún por resolver. Se ha sugerido que la fundación tuvo lugar en el convento de los Remedios, en la actual plaza de Cuba, aunque otros argumentan que pudo haber sido en el convento del Carmen. Sin embargo, en 1595 la cofradía ya estaba establecida en la capilla de la Virgen de la Cabeza, ya que la iglesia del convento estaba en obras en ese momento. Este año marca la aprobación de la regla que ha llegado hasta nuestros días, que establece la estación de penitencia el Miércoles Santo, con los nazarenos vistiendo túnicas blancas con escapulario colorado y tres pasos: una alegoría del Apocalipsis, un Cristo Crucificado y otro Crucificado junto a la Virgen de los Remedios.

La cofradía permaneció en la capilla de la Cabeza hasta 1629, cuando se fusionó con la hermandad del Rosario, siendo la primera vez en Sevilla que dos corporaciones de instituto distinto se unían. A pesar de ser una hermandad de gloria, dedicada al rezo público del rosario, gradualmente comenzó a cobrar más importancia el culto procesional. En 1777, la procesión con la titular se realizó por primera vez, lo que marcó un cambio en el enfoque de la cofradía.

La capilla de la cofradía, donde se veneraba a la imagen de Nuestra Señora del Rosario, tiene una historia documentada desde el siglo XVIII. Se realizaron diversas obras y mejoras en la capilla a lo largo de los años, financiadas por la cofradía. A pesar de algunos problemas legales y disputas sobre la propiedad, la cofradía conservó el uso de la capilla y sus altares durante siglos. Finalmente, en 1945, la capilla fue cedida a otra hermandad, aunque la propiedad de la misma y sus altares seguían perteneciendo a la cofradía del Rosario.

La fusión en 1794 de las Hermandades del Santísimo Sacramento y de las Ánimas Benditas dio lugar a una nueva corporación con un doble carácter, aunque predominaba el aspecto eucarístico. Sin embargo, esta unión no logró alcanzar el esplendor que habían tenido por separado las dos hermandades, principalmente debido al convulso período que atravesó España durante casi todo el siglo XIX, marcado por las leyes desamortizadoras que afectaron al patrimonio de la iglesia.

Un hito destacable en este período fue la realización de una custodia de plata sobredorada, que tardó más de treinta años en completarse y fue finalmente terminada en 1833 por Antonio Cadenas.

La principal actividad de la hermandad era acompañar al Santísimo Sacramento, aunque también mantenían la procesión de impedidos. En 1884, la imagen de la Virgen del Rosario pasó a presidir el altar principal de la capilla del sagrario, lo que fortaleció las relaciones entre las dos hermandades y eventualmente condujo a su fusión en 1947.

Después de la fusión, la corporación resultante tuvo una existencia autónoma durante diecinueve años, pero este período estuvo marcado por la decadencia. Se tardaron ocho años en redactar una nueva regla, que finalmente se aprobó en 1955 y estableció diversos cultos y procesiones, aunque muchos de ellos se realizaron de forma intermitente.

La hermandad experimentó dificultades con un proyecto de reforma de las dependencias parroquiales, lo que llevó a aceptar la solicitud de fusión presentada por la Hermandad de las Siete Palabras en 1966. Desde entonces, todas las hermandades se unieron en una sola corporación con un triple carácter eucarístico, penitencial y letífico.

En los últimos años, la hermandad ha tomado medidas para revitalizar sus actividades, como la incorporación de hermanas y costaleros, la apertura regular de sus dependencias y la celebración de procesiones y cultos con mayor regularidad. En particular, la procesión del Rosario se ha regularizado anualmente desde 2003, y se han llevado a cabo eventos especiales para conmemorar hitos importantes en la historia de la hermandad.