La Real Hermandad y Cofradía del Amor fue concebida en el seno de una comunidad devota y comprometida, cuya historia se remonta al 8 de mayo de 1955, cuando un grupo de fieles, liderados por el párroco de Jesús Divino Obrero, D. Pelayo González, decidieron dar forma a una institución que reflejara su intensa devoción hacia el Cristo del Amor. Este impulso inicial surgió a raíz de las Santas Misiones predicadas en Córdoba por la Orden de los Dominicos en 1954, las cuales trajeron consigo la veneración de una antigua imagen del crucificado que capturó los corazones de los vecinos del barrio.

La iniciativa de fundar una cofradía de penitencia no solo buscaba consolidar la devoción al Cristo del Amor, sino también dotar al barrio de su propia Semana Santa, un evento que fortalecería aún más los lazos comunitarios y espirituales entre los habitantes. Con la colaboración de un grupo de personas comprometidas, la Junta de Fundación redactó los primeros estatutos en la sacristía de la iglesia y elevó la petición a la Secretaría de Cámara del Obispado de Córdoba.

El 28 de octubre de 1955, el Obispo Fray Albino, reconociendo la importancia de esta iniciativa, erigió canónicamente la Hermandad, aprobando las Reglas definitivas que regirían su funcionamiento. Fue durante este período que el propio Obispo diseñó el escudo de la cofradía, utilizando una corona de espinas con una Cruz sobre un monte, simbolizando el Cerro, y un río que representa el Guadalquivir, elementos que reflejan la identidad y la historia del barrio. Además, el Obispo Blanco mostró su apoyo y afecto a la Hermandad al hacer entrega de su solideo y bastón para el cortejo procesional, gestos que aún se recuerdan con cariño y gratitud en la comunidad.

La devoción al Cristo del Amor se enraizó profundamente en la historia y la tradición del barrio, encontrando su expresión más solemne en la procesión del Jueves Santo, donde la Hermandad acompañaba la antigua imagen del crucificado, proveniente de la ermita de San José en la plaza de la Magdalena. Este Cristo, conocido anteriormente como Santo Crucifijo, recibía culto desde la primera mitad del siglo XVI y, tras el impulso del Obispo Fray Albino, fue trasladado a la capilla provisional de San José Obrero.

La Junta de Fundación, liderada por D. Juan Cadenas Rodríguez, desplegó esfuerzos incansables para organizar la primera Estación de Penitencia en 1956, dando así inicio a una larga tradición de procesiones que serían un testimonio de fe y devoción en las calles de Córdoba. A lo largo de las décadas siguientes, la Hermandad experimentó un crecimiento continuo, incorporando nuevas imágenes, como la de María Santísima de la Encarnación en 1980, obra del prestigioso escultor Álvarez Duarte, y Nuestro Padre Jesús del Silencio en 1991, cuya llegada fue posible gracias a la generosidad de devotos gaditanos y la mediación de fray Ricardo de Córdoba y la Agrupación de Cofradías.

La década de los ochenta marcó un período de renovación y expansión para la Hermandad, que incluyó la cotitularidad de la Virgen en los estatutos y la incorporación de estructuras metálicas para facilitar las procesiones desde el interior del templo. Además, se establecieron cuadrillas de costaleros y se organizaron concursos de fotografía de Semana Santa, en un esfuerzo por enriquecer aún más la vida cultural y religiosa del barrio.

El año 2000 marcó un hito significativo para la Hermandad, al recibir el título de Real en reconocimiento a su vínculo con la Casa Real. En 2005, la Hermandad celebró su Cincuenta Aniversario Fundacional con una serie de actos conmemorativos, culminando en una Salida Extraordinaria que llevó al Santísimo Cristo del Amor a la Santa Iglesia Catedral, acompañado por las imágenes de la Virgen y San Juan, en un gesto de gratitud y celebración por medio siglo de devoción y servicio a la comunidad.