La historia de esta Hermandad se remonta al año 1590, cuando fue fundada por el gremio de curtidores en la iglesia de San Juan Bautista, conocida como San Juan de la Palma, en Sevilla. La Hermandad estaba dedicada al culto de la Santísima Virgen bajo la advocación de Madre de Dios de la Palma. Sus primeras Reglas fueron aprobadas en 1593.

En los primeros años del siglo XVII, la Hermandad se trasladó al Hospital de San Andrés y luego al Convento de San Antonio de Padua, donde la Orden franciscana le otorgó una capilla. La relación entre la Hermandad y los franciscanos era estrecha, como se evidencia en documentos que datan de 1642.

La Hermandad tenía una tradición de hacer Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral en la tarde del Miércoles Santo, llevando consigo el Santo Sudario, que era portado por seis frailes franciscanos. En 1623, la Hermandad fue afectada por un edicto que la unió a otras cofradías, pero en 1624, fundaron otra Hermandad para continuar con su culto original.

En 1671, la Hermandad dejó de ser de penitencia y se llamó «Esclavitud del Santísimo Sudario de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de la Palma», aunque aún estaba unida a la Hermandad de Santa Lucía y Animas Benditas.

En 1750, se menciona por primera vez el título del Santísimo Cristo del Buen Fin, pero debido a la invasión francesa y los Decretos de Exclaustración, se perdieron los datos sobre la Hermandad.

En 1882, se intentó reconstruir la Hermandad, pero no fue hasta 1908 que se logró concretar, obteniendo la aprobación de nuevas Reglas. En 1927, se elaboraron otras Reglas definitivas.

En 1963, la Hermandad fue erigida como Hermandad Sacramental, y en 1977, obtuvo la Carta General de Hermandad de la Orden Franciscana.

Esta historia muestra la perseverancia de la Hermandad a lo largo de los siglos y su profunda conexión con la Orden franciscana y la devoción eucarística.