Martes Santo | Hermandades Semana Santa Sevilla

Las distintas Hermandades que realizan su Estación de Penitencia en el Martes Santo de Sevilla son:

San Esteban

El Cerro

La Candelaria

San Benito

Dulce Nombre

Los Javieres

Los Estudiantes

Santa Cruz

Parece, que ya conocemos cuales son las diferentes Hermandades que procesionan durante la jornada del Martes Santo por las calles, en esta Semana Santa Sevilla.

Por lo tanto… ¡Vamos a conocer toda la información sobre una de las Hermandades del Martes Santo en Sevilla, como es la Hermandad del Dulce Nombre!

Martes Santo | Hermandades Semana Santa Sevilla

Las distintas Hermandades que realizan su Estación de Penitencia en el Martes Santo de Sevilla son:

San Esteban

El Cerro

La Candelaria

San Benito

Dulce Nombre

Los Javieres

Los Estudiantes

Santa Cruz

Parece, que ya conocemos cuales son las diferentes Hermandades que procesionan durante la jornada del Martes Santo por las calles, en esta Semana Santa Sevilla.

Por lo tanto… ¡Vamos a conocer toda la información sobre una de las Hermandades del Martes Santo en Sevilla, como es la Hermandad del Dulce Nombre!

Hermandad del Dulce Nombre

Pontificia, Fervorosa, Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús ante Anás, Santo Cristo del Mayor Dolor, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista

Hermandad del Dulce Nombre

Pontificia, Fervorosa, Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús ante Anás, Santo Cristo del Mayor Dolor, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista

SAGRADOS TITULARES | Hermandad del Dulce Nombre

Nuestro Padre Jesús ante Anás

La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud de la Hermandad del Dulce Nombre es obra Antonio Castillo Lastrucci. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el año 1922.

El momento representado es a Jesús presentado ante Anás.

María Santísima del Dulce Nombre

La imagen de María Santísima del Dulce Nombre de la Hermandad del Dulce Nombre es obra de Antonio Castillo Lastrucci

La Titular Mariana de dicha Hermandad fue tallada en el año 1924.

Dolorosa bajo palio refleja el sufrimiento y el amor por su hijo.

SAGRADOS TITULARES | Hermandad del Dulce Nombre

Nuestro Padre Jesús ante Anás

La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud de la Hermandad del Dulce Nombre es obra Antonio Castillo Lastrucci. 

El Sagrado Titular de dicha Hermandad fue tallado en el año 1922.

El momento representado es a Jesús presentado ante Anás.

María Santísima del Dulce Nombre

La imagen de María Santísima del Dulce Nombre de la Hermandad del Dulce Nombre es obra de Antonio Castillo Lastrucci

La Titular Mariana de dicha Hermandad fue tallada en el año 1924.

Dolorosa bajo palio refleja el sufrimiento y el amor por su hijo.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL Hermandad del Dulce Nombre | Martes Santo Sevilla

Acompañará musicalmente a la imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás.

 

Acompañará musicalmente a la imagen de María Santísima del Dulce Nombre.

 

Itinerario Hermandad del Dulce Nombre | Martes Santo 2025

Parroquia de San Lorenzo

La Hermandad del Dulce Nombre realizará su salida a las 18:50 horas y, seguirá el siguiente itinerario por las calles de Sevilla:

Plaza de San Lorenzo
Cardenal Spínola
Plaza de la Gavidia
Las Cortes
Jesús del
Gran Poder
Plaza del Duque de la Victoria
CARRERA OFICIAL (20:41)
Plaza Virgen de
los Reyes
Plaza del Triunfo
Fray Ceferino González
Almirantazgo
Arco del Postigo
Dos de Mayo
Arfe
Puerta del Arenal
Castelar
Gamazo
Joaquín Guichot
Barcelona
Plaza Nueva
Tetuán
Velázquez
O’Donnell
Plaza de la Campana
Plaza del Duque de la Victoria
Trajano
Conde de Barajas
Plaza de San Lorenzo

Tras haber realizado este itinerario, la Hermandad del Dulce Nombre tiene prevista su entrada a las 03:10 horas.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL Hermandad del Dulce Nombre | Martes Santo Sevilla

Banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de la Victoria (las cigarreras)

Acompañará musicalmente a la imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás.

Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva

Acompañará musicalmente a la imagen de María Santísima del Dulce Nombre.

Itinerario Hermandad del Dulce Nombre | Martes Santo 2025

La Hermandad del Dulce Nombre realizará su salida a las 18:50 horas y, seguirá el siguiente itinerario por las calles de Sevilla:

Plaza de San Lorenzo
Cardenal Spínola
Plaza de la Gavidia
Las Cortes
Jesús del
Gran Poder
Plaza del Duque de la Victoria
CARRERA OFICIAL (20:41)
Plaza Virgen de
los Reyes
Plaza del Triunfo
Fray Ceferino González
Almirantazgo
Arco del Postigo
Dos de Mayo
Arfe
Puerta del Arenal
Castelar
Gamazo
Joaquín Guichot
Barcelona
Plaza Nueva
Tetuán
Velázquez
O’Donnell
Plaza de la Campana
Plaza del Duque de la Victoria
Trajano
Conde de Barajas
Plaza de San Lorenzo

Tras haber realizado este itinerario, la Hermandad del Dulce Nombre tiene prevista su entrada a las 03:10 horas.

HISTORIA Hermandad del Dulce Nombre

La historia de la Hermandad del Mayor Dolor y Dulce Nombre se remonta a finales del siglo XVI, cuando fue fundada por los escribanos de la ciudad de Sevilla. Estos escribanos se comprometieron a mantener la hermandad en estrecha unión con otros ministros y a apoyar su labor benéfica. Sin embargo, no se disponen de muchos detalles sobre los primeros años de la cofradía.

La hermandad tuvo una etapa en la iglesia del convento de la Merced Calzada, hoy en día el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Durante su estancia en este convento, la hermandad pagaba una renta anual a la comunidad mercedaria por su alojamiento, aumentando esta cantidad durante los años en que realizaban su estación de penitencia en Jueves Santo.

En 1649, Sevilla sufrió una epidemia de peste que causó una gran mortalidad. Esta epidemia tuvo un impacto devastador en la ciudad y en la hermandad, casi llevándola a la extinción. Los pocos miembros que quedaban tuvieron conflictos con los mercedarios, lo que llevó a la hermandad a solicitar al Ayuntamiento el permiso para trasladarse de manera provisional a la capilla del Hospicio de las Niñas Huérfanas.

Esta capilla, que originalmente era parte del Hospital de Santa Cruz en Jerusalén, proporcionó un refugio temporal para la hermandad en un momento de crisis. Aunque la estancia en el hospicio era solo provisional, permitió a la hermandad mantenerse y continuar con su labor durante un período difícil.

Durante el período en la capilla del hospicio, que comenzó después de una solicitud debatida en el cabildo de la ciudad de Sevilla en febrero de 1666, la Hermandad experimentó un resurgimiento notable. Esto se debió en gran medida a la generosidad o tolerancia del administrador de la Casa de las Huérfanas, Fernando Gallegos, quien permitió a la Hermandad colocar las imágenes del Santísimo Jesús en el altar mayor y trasladar la imagen de Nuestra Señora del Socorro y Mamparó, que había estado en ese altar desde 1596, a un altar lateral.

Además, debido a las dimensiones reducidas de la puerta de la capilla, que no permitían el paso de los pasos procesionales, los cofrades abrieron otra puerta lateral de mayores dimensiones para este propósito.

Las imágenes titulares de la hermandad, conocidas como Nuestro Padre Jesús ante Anás, Santo Cristo del Mayor Dolor, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, fueron creadas probablemente alrededor de su fundación a finales del siglo XVI o principios del XVII.

En 1680, Sevilla y sus alrededores se vieron afectados por una epidemia de peste debido a la escasez de agua, lo que llevó a varias hermandades a organizar procesiones extraordinarias en rogativas. La Hermandad llevó en procesión al Santo Cristo de la Bofetada y realizó una estación en esta ocasión.

En los últimos años del siglo XVII, la Hermandad experimentó un período de gran prosperidad, marcado por la contratación de un nuevo paso, la construcción de un retablo y la redacción y aprobación de reglas. Las reglas más antiguas de las que se tiene constancia documental fueron aprobadas el 17 de agosto de 1696 y constan de 19 apartados o capítulos. Estos documentos son una referencia importante para comprender la organización, el culto y otros aspectos de la vida de la Hermandad a finales del siglo XVII.

En la relación de cofradías que participaron en la procesión del Corpus Christi en 1704, se menciona la presencia de la Cofradía de la Bofetada de Cristo y Santo Nombre de María. Esta hermandad ocupaba el sexto lugar en orden de antigüedad entre las 40 cofradías que participaron, precedida por la Cofradía del Buen Fin y seguida por la de la Tentación de Cristo y Nuestra Señora de los Peligros de Triana. Esta lista incluía 32 hermandades de Sevilla y 8 de Triana.

En 1717, Juan José de Vallarta fue nombrado administrador de la Casa de las Huérfanas, encontrando el edificio en un estado arquitectónico deteriorado.

Para el año 1730, la capilla de la Casa de las Niñas Huérfanas estaba en peligro de ruina, y por intervención de Juan José del Castillo y de la Barrera, las imágenes fueron trasladadas a la iglesia de Santiago junto con todos sus bienes. La Hermandad permaneció en esta iglesia hasta 1734.

En 1738, el conde de Mejorada, diputado del Ayuntamiento, presentó una carta ante la municipalidad informando que el asilo no podía mantenerse con la escasa renta recibida. En este período, la decadencia del hospicio era evidente. Una mujer llamada Constanza Herrera, devota e ilustre, se dedicaba a cuidar a las huérfanas. Para financiar los gastos de mantenimiento, llevaba a las niñas en procesión para recoger limosnas. Sin embargo, esta práctica se consideró perjudicial para la educación de las niñas, que requería un ambiente más recogido.

En torno a 1721, la Hermandad adquirió un paso de Las Siete Palabras, que había sido utilizado para representar el misterio alegórico de San Juan Evangelista escribiendo el libro del Apocalipsis, que también incluía los Tres Clavos.

La Cofradía realizó procesiones el Viernes Santo desde la iglesia de San Pablo en 1739, y en 1743 y 1745 desde la antigua parroquia de Santa María Magdalena. Sin embargo, en 1745 fue la última vez que la Hermandad realizó su estación de penitencia en ese período. Se sabe que la Hermandad tenía dos pasos.

El 2 de febrero de 1719, Isabel Josefa Moreno y Caballero, de 25 años, tomó el hábito de beata de la Santísima Trinidad en el convento de Trinitarios Calzados, adoptando el nombre de Isabel de la Santísima Trinidad. Su objetivo era fundar un beaterio dedicado a la Santísima Trinidad para acoger a niñas huérfanas y pobres. El primer establecimiento del beaterio fue en unas casas en ruinas propiedad de los Trinitarios en la calle Enladrillada.

Fermín Arana de Varflora, un historiador del siglo XVIII nacido en Sevilla en 1745, nos proporciona información valiosa sobre la Hermandad del Cristo del Mayor Dolor y Dulce Nombre de María en el último tercio de ese siglo a través de su obra «Compendio histórico descriptivo de la Muy Nombre y Muy Leal Ciudad de Sevilla».

Según Arana de Varflora, la Hermandad del Santo Cristo del Mayor Dolor o Bofetada, de las Niñas Huérfanas, estaba incluida entre las 40 cofradías que participaban en las funciones sagradas y profanas que se celebraban anualmente en Sevilla, según su obra publicada en 1766.

En una edición posterior de su obra, en 1789, Arana de Varflora menciona que muchas cofradías que solían hacer su estación de penitencia habían desaparecido. Entre ellas, cita a la Hermandad de Jesús del Mayor Dolor en las Huérfanas.

Durante el siglo XVIII, la Semana Santa en Sevilla experimentó un declive debido a la crisis económica y demográfica, así como a las políticas ilustradas. Muchas cofradías se redujeron en número e incluso algunas dejaron de realizar sus procesiones penitenciales. El declive de la Hermandad del Cristo del Mayor Dolor y Dulce Nombre de María coincidió con el reinado de Carlos III y con la crisis de la Ilustración.

A pesar de la decadencia de la Hermandad, la capilla seguía abierta y se celebraban funciones religiosas en ella. En 1796 o 1797, la Hermandad del Dulce Nombre cumplió con el turno del Jubileo Circular de las XL horas.

En 1774 falleció la fundadora del Beaterio de la Santísima Trinidad, y a pesar de los esfuerzos de la comunidad, el establecimiento religioso comenzó a decaer. El sacerdote Bartolomé Cabello y Barroso, tras su nombramiento como director, impulsó la revitalización del beaterio, que contaba con 23 beatas y 80 niñas poco después.

Bartolomé Cabello, preocupado por la situación de las niñas huérfanas, solicitó al Ayuntamiento de Sevilla en 1794 el traslado de estas al beaterio. El Ayuntamiento aceptó bajo ciertas condiciones, y en 1795 se trasladaron las niñas al Beaterio de la Santísima Trinidad.

En 1803, el Ayuntamiento inició el proceso de venta del hospicio de las huérfanas. Bartolomé Cabello solicitó el traslado de las imágenes de la Hermandad a la iglesia del Beaterio, lo cual fue aceptado por el Ayuntamiento. Las imágenes fueron entregadas a Cabello en enero de 1803.

El trabajo de Bartolomé Cabello fue exitoso, y para 1804, el beaterio contaba con 24 beatas y 153 niñas. Cabello falleció en diciembre de 1810, dejando toda su herencia al Beaterio, donde fue enterrado según su voluntad.

En el contexto del siglo XIX, la Semana Santa de Sevilla experimentó un declive debido a varios factores, como la epidemia de fiebre amarilla de 1800, la ocupación francesa y los procesos desamortizadores que afectaron a las cofradías. Entre 1820 y 1825, ninguna cofradía realizó su estación de penitencia en Semana Santa, principalmente debido a los movimientos políticos y sociales de la época.

Sin embargo, hacia mediados del siglo XIX, la situación comenzó a cambiar de manera positiva. El pensamiento romántico impulsó el interés por revivir antiguas cofradías que se encontraban en estado latente, algunas con un número reducido de hermanos y otras prácticamente olvidadas en sus capillas o altares.

Esta época marcó el inicio de una etapa fructífera de aproximadamente 75 años, durante la cual muchas hermandades recuperaron su protagonismo. Muchas de estas cofradías estaban desorganizadas, con una vida interna casi inexistente y sin realizar sus estaciones de penitencia, a la espera de tiempos mejores. Este era el caso de las imágenes ubicadas en el beaterio, aunque recibían el celo y cuidado de las religiosas trinitarias.

La desorganización de la Hermandad no era un fenómeno aislado, sino que afectaba a muchas cofradías a lo largo de su historia. Personajes como los duques de Montpensier y el abogado, escritor e historiador de las cofradías José Bermejo y Carballo jugaron un papel importante en la revitalización de estas hermandades. Bermejo y Carballo publicó en 1882 «Glorias Religiosas de Sevilla», una obra que recopilaba datos históricos y analizaba las hermandades de penitencia. Entre estas hermandades se encontraba la de la Bofetada que dieron a nuestro Divino Redentor en Casa de Anás, Santísimo Cristo del Mayor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre, establecida en el Beaterio de la Santísima Trinidad.

La reorganización de la Hermandad de la Bofetada que le dieron a nuestro Divino Redentor, Santísimo Cristo del Mayor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre, establecida en el Beaterio de la Santísima Trinidad, fue resultado de la labor de varios entusiastas cofrades, inspirados en la información proporcionada por José Bermejo y Carballo en su obra «Glorias Religiosas de Sevilla».

Alfredo Estrada de la Roza y Juan Pérez Calvo, junto con otros jóvenes cofrades, se reunían para asistir a la misa en el beaterio y contemplar las antiguas imágenes de la hermandad. Su encuentro con los titulares de la hermandad y la lectura de las páginas de Bermejo aumentaron su interés en revitalizar esta cofradía olvidada.

En abril de 1915, se elaboró un proyecto de reglas para la Hermandad, y en junio de 1919 se presentó formalmente una solicitud para su reorganización al cardenal arzobispo de Sevilla. Después de los trámites necesarios, las reglas fueron aprobadas ad experimentum el 8 de noviembre de 1919 por un plazo de tres años.

El 11 de noviembre de 1919, la Hermandad fue admitida como hermandad de penitencia, convirtiéndose en la segunda más antigua del Martes Santo. El primer acto oficial tras la reorganización fue un cabildo general el 16 de noviembre de 1919, en el que se nombró director espiritual y hermano mayor al párroco de San Román y Santa Catalina, Antonio Ruiz de Vargas Muñoz. El primer culto se celebró el 14 de diciembre de 1919.

En enero de 1920, se celebró un importante cabildo de oficiales para planificar la salida de la cofradía. Debido a limitaciones de tiempo y recursos, el primer Martes Santo de 1920 la imagen del Señor salió sola y maniatada, mientras que la Virgen del Dulce Nombre no fue acompañada por San Juan Evangelista.

En los años siguientes, la cofradía experimentó un notable crecimiento y desarrollo. Se realizaron importantes adquisiciones para el patrimonio de la hermandad, como el palio bordado en oro fino para la Virgen del Dulce Nombre en 1922 y el manto de salida en 1923. Se encargaron imágenes al destacado imaginero Antonio Castillo Lastrucci, como el misterio de Jesús ante Anás, que se estrenó en 1923. La Dolorosa y San Juan Evangelista, también esculpidos por Castillo Lastrucci, se bendijeron en 1924.

La Hermandad de la Bofetada logró establecerse como una de las más destacadas del Martes Santo gracias al esfuerzo y la dedicación de sus cofrades y al impulso dado por figuras como José Bermejo y Carballo.

La Hermandad de la Bofetada experimentó varios cambios significativos en su historia, incluido un traslado a la iglesia del antiguo convento de San Antonio de Padua en 1924. Este traslado fue aprobado por la mayoría de los miembros en un cabildo de oficiales en mayo de 1924, y la autorización eclesiástica se otorgó rápidamente, concretándose el traslado tres días después en un multitudinario cortejo procesional desde San Román hasta San Antonio de Padua.

Durante su estancia en San Antonio de Padua, la hermandad experimentó momentos de esplendor y realizó importantes mejoras patrimoniales, incluida la adquisición de nuevas imágenes y elementos ornamentales. Además, la cofradía participó en eventos destacados, como la Exposición Iberoamericana de 1929, donde el paso de la Santísima Virgen del Dulce Nombre formó parte de una exposición de arte mariano.

En los años siguientes, la Hermandad enfrentó desafíos durante la II República, y entre 1932 y 1934 no realizó estación de penitencia debido a los desórdenes sociales. Sin embargo, el convento de San Antonio de Padua no sufrió ataques durante la Guerra Civil, y después de la contienda, los franciscanos retomaron la dirección espiritual de la hermandad.

Durante las décadas siguientes, la Hermandad continuó realizando mejoras en su patrimonio, incluida la restauración de bienes y la adquisición de nuevas piezas. En 1964, se bendijo un nuevo retablo para las imágenes titulares de la hermandad en San Antonio de Padua.

En 1965, la Santísima Virgen del Dulce Nombre fue designada para presidir un centro misional en el barrio del Cerro del Águila como parte de un proyecto evangelizador para la ciudad de Sevilla. Durante este período, la imagen fue trasladada temporalmente al barrio, donde permaneció durante 15 días.

Después de cumplir su cometido evangelizador, la Virgen regresó a San Antonio de Padua en un cortejo procesional, demostrando la devoción y el compromiso de la hermandad con su comunidad y con la difusión del mensaje cristiano.

Después de que la Hermandad del Gran Poder se trasladara a su nuevo templo en 1965, la Hermandad del Dulce Nombre se esforzó por obtener la cesión de la capilla desocupada en San Lorenzo. Este proceso comenzó en 1958, cuando se conoció el proyecto de construcción de un templo propio para la Hermandad. En 1968, tras gestiones y apoyo por parte del cardenal Bueno Monreal, se logró la cesión de la capilla, que se convirtió en la nueva sede canónica de la Hermandad.

El traslado oficial se realizó en abril de 1968, con la entrada de la cofradía en San Lorenzo. Posteriormente, se celebró la primera misa en la nueva capilla, presidida por monseñor Bueno Monreal.

La creación de una casa de hermandad fue un objetivo importante para la Hermandad, y en 1974 se logró el alquiler de un nuevo local en la calle Alcoy para este fin. Este local se destinó a diversas actividades de la Hermandad, como el almacenamiento de enseres y la realización de reuniones.

En cuanto a la participación de los jóvenes en la Hermandad, en la década de 1970 se estableció una Junta Auxiliar Juvenil con el objetivo de involucrar a los jóvenes en las actividades de la Hermandad. Además, en 1978 se formaron las primeras cuadrillas de costaleros para los pasos de la Hermandad.

En 1985, la Santísima Virgen del Dulce Nombre fue nombrada patrona y protectora del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Sevilla, y en 1992 la Hermandad recibió el título de Hermandad Pontificia.

En 1995, se llevaron a cabo importantes obras de restauración en la capilla de la Hermandad, que incluyeron la limpieza y restauración de elementos decorativos, la renovación de la instalación eléctrica y la mejora de las instalaciones en general.

El 11 de junio de 1996, debido a las malas condiciones estructurales de las cubiertas de la parroquia de San Lorenzo, el vicario general del Arzobispado ordenó su cierre temporal. Este cierre afectó a todas las naves excepto al presbiterio, donde se ubicaron las imágenes de las dos hermandades y se continuaron celebrando algunos sacramentos.

Ante esta situación, el triduo de la Virgen del Dulce Nombre se trasladó a la iglesia del antiguo convento de San Antonio de Padua. En enero de 1997, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla se comprometió a tramitar la licencia de obras para la rehabilitación de las cubiertas. Mientras tanto, las imágenes titulares fueron trasladadas a la iglesia del convento de las Mercedarias de la Asunción, que sirvió como sede provisional para la Hermandad.

A pesar de las obras en San Lorenzo, la cofradía pudo salir parcialmente de la parroquia para realizar su salida procesional. Finalmente, el 6 de febrero de 1997, las imágenes regresaron a San Lorenzo en un solemne traslado.

Durante este período de incertidumbre, la actividad de la Hermandad continuó. Se informó sobre la celebración de la I Muestra Nacional de Artesanía Cofrade «Munarco» en Sevilla, y se tomaron decisiones importantes, como la modificación de las reglas para permitir la participación de las hermanas en la estación de penitencia y el nombramiento de camareras honorarias para las religiosas trinitarias de Madre Isabel y mercedarias de la Asunción.

En junio de 1999, la Hermandad decidió adquirir un inmueble en la calle Pescadores 14. Tras las obras de adaptación, el 28 de febrero de 2003 se llevó a cabo la bendición del lugar.

Además, se conmemoraron los 75 años de la bendición de la imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás en San Román y se programaron diversos actos para celebrar este aniversario, incluyendo una muestra fotográfica, mesas redondas, una exaltación, un concierto y una función conmemorativa.

En diciembre de 2009, el Arzobispado de Sevilla estableció un Comisionado en la Hermandad del Dulce Nombre, dirigido por Manuel Toledo Zamorano. Esta situación se mantuvo durante cuatro años y medio. Sin embargo, durante la homilía de la función principal de instituto el 23 de marzo de 2014, el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos, anunció el fin del Comisionado y la próxima convocatoria de elecciones. El 13 de junio de 2014 se llevó a cabo un cabildo general de elecciones, resultando elegido hermano mayor Manuel Pío Casal del Cuvillo.

Entre los años 2015 y 2020, la Hermandad realizó importantes restauraciones en sus imágenes bajo la dirección de Carmen Bahima Díaz. Se restauraron las imágenes de Jesús ante Anás y San Juan Evangelista en 2015, la Santísima Virgen del Dulce Nombre en 2016, y el Santo Cristo del Mayor Dolor entre 2019 y 2020.

Además de estas restauraciones, se emprendieron proyectos para la restauración y recuperación del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús ante Anás entre 2016 y 2018, así como la restauración y el cambio de terciopelo del manto de María Santísima del Dulce Nombre, completado en el taller de Jesús Rosado, de Écija, y estrenado en el Martes Santo de 2018.

El 21 de marzo de 2018 se firmó un nuevo contrato de arrendamiento de la capilla entre las Hermandades del Gran Poder y del Dulce Nombre, con una duración inicial de diez años, prorrogables hasta cincuenta.

Durante el verano de 2018, se llevó a cabo una intervención de restauración en el zócalo de azulejos de la capilla, realizado por el pintor y ceramista Manuel Arellano Campos en 1895. Además, se realizaron trabajos de remodelación integral en la capilla.

El 16 de septiembre de 2018, durante la función en honor a la Santísima Virgen del Dulce Nombre, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, bendijo la capilla después de su restauración.

Para conmemorar el centenario de la reorganización de la Hermandad, se programaron una serie de cultos y actividades. Entre ellos, la presentación del programa conmemorativo en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla el 25 de septiembre, la conferencia inaugural en el Salón Real del Círculo de Labradores de Sevilla el 31 de octubre, y una solemne misa de acción de gracias en la Parroquia de San Lorenzo Mártir el 8 de noviembre, entre otros eventos.

Además, se organizó una exposición conmemorativa titulada «1919: pasado y futuro» en el Real Círculo de Labradores entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre. Se llevaron a cabo varios conciertos, conferencias y la publicación de una edición extraordinaria del Boletín de las Cofradías de Sevilla dedicada a la Hermandad.

Finalmente, tras la Semana Santa de 2018, se adquirió un nuevo inmueble en la calle Curtidurías número 10 para ser la nueva casa de hermandad. Tras las obras de remodelación y adaptación, fue bendecida, inaugurada y puesta a disposición de los hermanos el 19 de noviembre de 2021.

HISTORIA Hermandad del Dulce Nombre

La historia de la Hermandad del Mayor Dolor y Dulce Nombre se remonta a finales del siglo XVI, cuando fue fundada por los escribanos de la ciudad de Sevilla. Estos escribanos se comprometieron a mantener la hermandad en estrecha unión con otros ministros y a apoyar su labor benéfica. Sin embargo, no se disponen de muchos detalles sobre los primeros años de la cofradía.

La hermandad tuvo una etapa en la iglesia del convento de la Merced Calzada, hoy en día el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Durante su estancia en este convento, la hermandad pagaba una renta anual a la comunidad mercedaria por su alojamiento, aumentando esta cantidad durante los años en que realizaban su estación de penitencia en Jueves Santo.

En 1649, Sevilla sufrió una epidemia de peste que causó una gran mortalidad. Esta epidemia tuvo un impacto devastador en la ciudad y en la hermandad, casi llevándola a la extinción. Los pocos miembros que quedaban tuvieron conflictos con los mercedarios, lo que llevó a la hermandad a solicitar al Ayuntamiento el permiso para trasladarse de manera provisional a la capilla del Hospicio de las Niñas Huérfanas.

Esta capilla, que originalmente era parte del Hospital de Santa Cruz en Jerusalén, proporcionó un refugio temporal para la hermandad en un momento de crisis. Aunque la estancia en el hospicio era solo provisional, permitió a la hermandad mantenerse y continuar con su labor durante un período difícil.

Durante el período en la capilla del hospicio, que comenzó después de una solicitud debatida en el cabildo de la ciudad de Sevilla en febrero de 1666, la Hermandad experimentó un resurgimiento notable. Esto se debió en gran medida a la generosidad o tolerancia del administrador de la Casa de las Huérfanas, Fernando Gallegos, quien permitió a la Hermandad colocar las imágenes del Santísimo Jesús en el altar mayor y trasladar la imagen de Nuestra Señora del Socorro y Mamparó, que había estado en ese altar desde 1596, a un altar lateral.

Además, debido a las dimensiones reducidas de la puerta de la capilla, que no permitían el paso de los pasos procesionales, los cofrades abrieron otra puerta lateral de mayores dimensiones para este propósito.

Las imágenes titulares de la hermandad, conocidas como Nuestro Padre Jesús ante Anás, Santo Cristo del Mayor Dolor, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, fueron creadas probablemente alrededor de su fundación a finales del siglo XVI o principios del XVII.

En 1680, Sevilla y sus alrededores se vieron afectados por una epidemia de peste debido a la escasez de agua, lo que llevó a varias hermandades a organizar procesiones extraordinarias en rogativas. La Hermandad llevó en procesión al Santo Cristo de la Bofetada y realizó una estación en esta ocasión.

En los últimos años del siglo XVII, la Hermandad experimentó un período de gran prosperidad, marcado por la contratación de un nuevo paso, la construcción de un retablo y la redacción y aprobación de reglas. Las reglas más antiguas de las que se tiene constancia documental fueron aprobadas el 17 de agosto de 1696 y constan de 19 apartados o capítulos. Estos documentos son una referencia importante para comprender la organización, el culto y otros aspectos de la vida de la Hermandad a finales del siglo XVII.

En la relación de cofradías que participaron en la procesión del Corpus Christi en 1704, se menciona la presencia de la Cofradía de la Bofetada de Cristo y Santo Nombre de María. Esta hermandad ocupaba el sexto lugar en orden de antigüedad entre las 40 cofradías que participaron, precedida por la Cofradía del Buen Fin y seguida por la de la Tentación de Cristo y Nuestra Señora de los Peligros de Triana. Esta lista incluía 32 hermandades de Sevilla y 8 de Triana.

En 1717, Juan José de Vallarta fue nombrado administrador de la Casa de las Huérfanas, encontrando el edificio en un estado arquitectónico deteriorado.

Para el año 1730, la capilla de la Casa de las Niñas Huérfanas estaba en peligro de ruina, y por intervención de Juan José del Castillo y de la Barrera, las imágenes fueron trasladadas a la iglesia de Santiago junto con todos sus bienes. La Hermandad permaneció en esta iglesia hasta 1734.

En 1738, el conde de Mejorada, diputado del Ayuntamiento, presentó una carta ante la municipalidad informando que el asilo no podía mantenerse con la escasa renta recibida. En este período, la decadencia del hospicio era evidente. Una mujer llamada Constanza Herrera, devota e ilustre, se dedicaba a cuidar a las huérfanas. Para financiar los gastos de mantenimiento, llevaba a las niñas en procesión para recoger limosnas. Sin embargo, esta práctica se consideró perjudicial para la educación de las niñas, que requería un ambiente más recogido.

En torno a 1721, la Hermandad adquirió un paso de Las Siete Palabras, que había sido utilizado para representar el misterio alegórico de San Juan Evangelista escribiendo el libro del Apocalipsis, que también incluía los Tres Clavos.

La Cofradía realizó procesiones el Viernes Santo desde la iglesia de San Pablo en 1739, y en 1743 y 1745 desde la antigua parroquia de Santa María Magdalena. Sin embargo, en 1745 fue la última vez que la Hermandad realizó su estación de penitencia en ese período. Se sabe que la Hermandad tenía dos pasos.

El 2 de febrero de 1719, Isabel Josefa Moreno y Caballero, de 25 años, tomó el hábito de beata de la Santísima Trinidad en el convento de Trinitarios Calzados, adoptando el nombre de Isabel de la Santísima Trinidad. Su objetivo era fundar un beaterio dedicado a la Santísima Trinidad para acoger a niñas huérfanas y pobres. El primer establecimiento del beaterio fue en unas casas en ruinas propiedad de los Trinitarios en la calle Enladrillada.

Fermín Arana de Varflora, un historiador del siglo XVIII nacido en Sevilla en 1745, nos proporciona información valiosa sobre la Hermandad del Cristo del Mayor Dolor y Dulce Nombre de María en el último tercio de ese siglo a través de su obra «Compendio histórico descriptivo de la Muy Nombre y Muy Leal Ciudad de Sevilla».

Según Arana de Varflora, la Hermandad del Santo Cristo del Mayor Dolor o Bofetada, de las Niñas Huérfanas, estaba incluida entre las 40 cofradías que participaban en las funciones sagradas y profanas que se celebraban anualmente en Sevilla, según su obra publicada en 1766.

En una edición posterior de su obra, en 1789, Arana de Varflora menciona que muchas cofradías que solían hacer su estación de penitencia habían desaparecido. Entre ellas, cita a la Hermandad de Jesús del Mayor Dolor en las Huérfanas.

Durante el siglo XVIII, la Semana Santa en Sevilla experimentó un declive debido a la crisis económica y demográfica, así como a las políticas ilustradas. Muchas cofradías se redujeron en número e incluso algunas dejaron de realizar sus procesiones penitenciales. El declive de la Hermandad del Cristo del Mayor Dolor y Dulce Nombre de María coincidió con el reinado de Carlos III y con la crisis de la Ilustración.

A pesar de la decadencia de la Hermandad, la capilla seguía abierta y se celebraban funciones religiosas en ella. En 1796 o 1797, la Hermandad del Dulce Nombre cumplió con el turno del Jubileo Circular de las XL horas.

En 1774 falleció la fundadora del Beaterio de la Santísima Trinidad, y a pesar de los esfuerzos de la comunidad, el establecimiento religioso comenzó a decaer. El sacerdote Bartolomé Cabello y Barroso, tras su nombramiento como director, impulsó la revitalización del beaterio, que contaba con 23 beatas y 80 niñas poco después.

Bartolomé Cabello, preocupado por la situación de las niñas huérfanas, solicitó al Ayuntamiento de Sevilla en 1794 el traslado de estas al beaterio. El Ayuntamiento aceptó bajo ciertas condiciones, y en 1795 se trasladaron las niñas al Beaterio de la Santísima Trinidad.

En 1803, el Ayuntamiento inició el proceso de venta del hospicio de las huérfanas. Bartolomé Cabello solicitó el traslado de las imágenes de la Hermandad a la iglesia del Beaterio, lo cual fue aceptado por el Ayuntamiento. Las imágenes fueron entregadas a Cabello en enero de 1803.

El trabajo de Bartolomé Cabello fue exitoso, y para 1804, el beaterio contaba con 24 beatas y 153 niñas. Cabello falleció en diciembre de 1810, dejando toda su herencia al Beaterio, donde fue enterrado según su voluntad.

En el contexto del siglo XIX, la Semana Santa de Sevilla experimentó un declive debido a varios factores, como la epidemia de fiebre amarilla de 1800, la ocupación francesa y los procesos desamortizadores que afectaron a las cofradías. Entre 1820 y 1825, ninguna cofradía realizó su estación de penitencia en Semana Santa, principalmente debido a los movimientos políticos y sociales de la época.

Sin embargo, hacia mediados del siglo XIX, la situación comenzó a cambiar de manera positiva. El pensamiento romántico impulsó el interés por revivir antiguas cofradías que se encontraban en estado latente, algunas con un número reducido de hermanos y otras prácticamente olvidadas en sus capillas o altares.

Esta época marcó el inicio de una etapa fructífera de aproximadamente 75 años, durante la cual muchas hermandades recuperaron su protagonismo. Muchas de estas cofradías estaban desorganizadas, con una vida interna casi inexistente y sin realizar sus estaciones de penitencia, a la espera de tiempos mejores. Este era el caso de las imágenes ubicadas en el beaterio, aunque recibían el celo y cuidado de las religiosas trinitarias.

La desorganización de la Hermandad no era un fenómeno aislado, sino que afectaba a muchas cofradías a lo largo de su historia. Personajes como los duques de Montpensier y el abogado, escritor e historiador de las cofradías José Bermejo y Carballo jugaron un papel importante en la revitalización de estas hermandades. Bermejo y Carballo publicó en 1882 «Glorias Religiosas de Sevilla», una obra que recopilaba datos históricos y analizaba las hermandades de penitencia. Entre estas hermandades se encontraba la de la Bofetada que dieron a nuestro Divino Redentor en Casa de Anás, Santísimo Cristo del Mayor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre, establecida en el Beaterio de la Santísima Trinidad.

La reorganización de la Hermandad de la Bofetada que le dieron a nuestro Divino Redentor, Santísimo Cristo del Mayor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre, establecida en el Beaterio de la Santísima Trinidad, fue resultado de la labor de varios entusiastas cofrades, inspirados en la información proporcionada por José Bermejo y Carballo en su obra «Glorias Religiosas de Sevilla».

Alfredo Estrada de la Roza y Juan Pérez Calvo, junto con otros jóvenes cofrades, se reunían para asistir a la misa en el beaterio y contemplar las antiguas imágenes de la hermandad. Su encuentro con los titulares de la hermandad y la lectura de las páginas de Bermejo aumentaron su interés en revitalizar esta cofradía olvidada.

En abril de 1915, se elaboró un proyecto de reglas para la Hermandad, y en junio de 1919 se presentó formalmente una solicitud para su reorganización al cardenal arzobispo de Sevilla. Después de los trámites necesarios, las reglas fueron aprobadas ad experimentum el 8 de noviembre de 1919 por un plazo de tres años.

El 11 de noviembre de 1919, la Hermandad fue admitida como hermandad de penitencia, convirtiéndose en la segunda más antigua del Martes Santo. El primer acto oficial tras la reorganización fue un cabildo general el 16 de noviembre de 1919, en el que se nombró director espiritual y hermano mayor al párroco de San Román y Santa Catalina, Antonio Ruiz de Vargas Muñoz. El primer culto se celebró el 14 de diciembre de 1919.

En enero de 1920, se celebró un importante cabildo de oficiales para planificar la salida de la cofradía. Debido a limitaciones de tiempo y recursos, el primer Martes Santo de 1920 la imagen del Señor salió sola y maniatada, mientras que la Virgen del Dulce Nombre no fue acompañada por San Juan Evangelista.

En los años siguientes, la cofradía experimentó un notable crecimiento y desarrollo. Se realizaron importantes adquisiciones para el patrimonio de la hermandad, como el palio bordado en oro fino para la Virgen del Dulce Nombre en 1922 y el manto de salida en 1923. Se encargaron imágenes al destacado imaginero Antonio Castillo Lastrucci, como el misterio de Jesús ante Anás, que se estrenó en 1923. La Dolorosa y San Juan Evangelista, también esculpidos por Castillo Lastrucci, se bendijeron en 1924.

La Hermandad de la Bofetada logró establecerse como una de las más destacadas del Martes Santo gracias al esfuerzo y la dedicación de sus cofrades y al impulso dado por figuras como José Bermejo y Carballo.

La Hermandad de la Bofetada experimentó varios cambios significativos en su historia, incluido un traslado a la iglesia del antiguo convento de San Antonio de Padua en 1924. Este traslado fue aprobado por la mayoría de los miembros en un cabildo de oficiales en mayo de 1924, y la autorización eclesiástica se otorgó rápidamente, concretándose el traslado tres días después en un multitudinario cortejo procesional desde San Román hasta San Antonio de Padua.

Durante su estancia en San Antonio de Padua, la hermandad experimentó momentos de esplendor y realizó importantes mejoras patrimoniales, incluida la adquisición de nuevas imágenes y elementos ornamentales. Además, la cofradía participó en eventos destacados, como la Exposición Iberoamericana de 1929, donde el paso de la Santísima Virgen del Dulce Nombre formó parte de una exposición de arte mariano.

En los años siguientes, la Hermandad enfrentó desafíos durante la II República, y entre 1932 y 1934 no realizó estación de penitencia debido a los desórdenes sociales. Sin embargo, el convento de San Antonio de Padua no sufrió ataques durante la Guerra Civil, y después de la contienda, los franciscanos retomaron la dirección espiritual de la hermandad.

Durante las décadas siguientes, la Hermandad continuó realizando mejoras en su patrimonio, incluida la restauración de bienes y la adquisición de nuevas piezas. En 1964, se bendijo un nuevo retablo para las imágenes titulares de la hermandad en San Antonio de Padua.

En 1965, la Santísima Virgen del Dulce Nombre fue designada para presidir un centro misional en el barrio del Cerro del Águila como parte de un proyecto evangelizador para la ciudad de Sevilla. Durante este período, la imagen fue trasladada temporalmente al barrio, donde permaneció durante 15 días.

Después de cumplir su cometido evangelizador, la Virgen regresó a San Antonio de Padua en un cortejo procesional, demostrando la devoción y el compromiso de la hermandad con su comunidad y con la difusión del mensaje cristiano.

Después de que la Hermandad del Gran Poder se trasladara a su nuevo templo en 1965, la Hermandad del Dulce Nombre se esforzó por obtener la cesión de la capilla desocupada en San Lorenzo. Este proceso comenzó en 1958, cuando se conoció el proyecto de construcción de un templo propio para la Hermandad. En 1968, tras gestiones y apoyo por parte del cardenal Bueno Monreal, se logró la cesión de la capilla, que se convirtió en la nueva sede canónica de la Hermandad.

El traslado oficial se realizó en abril de 1968, con la entrada de la cofradía en San Lorenzo. Posteriormente, se celebró la primera misa en la nueva capilla, presidida por monseñor Bueno Monreal.

La creación de una casa de hermandad fue un objetivo importante para la Hermandad, y en 1974 se logró el alquiler de un nuevo local en la calle Alcoy para este fin. Este local se destinó a diversas actividades de la Hermandad, como el almacenamiento de enseres y la realización de reuniones.

En cuanto a la participación de los jóvenes en la Hermandad, en la década de 1970 se estableció una Junta Auxiliar Juvenil con el objetivo de involucrar a los jóvenes en las actividades de la Hermandad. Además, en 1978 se formaron las primeras cuadrillas de costaleros para los pasos de la Hermandad.

En 1985, la Santísima Virgen del Dulce Nombre fue nombrada patrona y protectora del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Sevilla, y en 1992 la Hermandad recibió el título de Hermandad Pontificia.

En 1995, se llevaron a cabo importantes obras de restauración en la capilla de la Hermandad, que incluyeron la limpieza y restauración de elementos decorativos, la renovación de la instalación eléctrica y la mejora de las instalaciones en general.

El 11 de junio de 1996, debido a las malas condiciones estructurales de las cubiertas de la parroquia de San Lorenzo, el vicario general del Arzobispado ordenó su cierre temporal. Este cierre afectó a todas las naves excepto al presbiterio, donde se ubicaron las imágenes de las dos hermandades y se continuaron celebrando algunos sacramentos.

Ante esta situación, el triduo de la Virgen del Dulce Nombre se trasladó a la iglesia del antiguo convento de San Antonio de Padua. En enero de 1997, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla se comprometió a tramitar la licencia de obras para la rehabilitación de las cubiertas. Mientras tanto, las imágenes titulares fueron trasladadas a la iglesia del convento de las Mercedarias de la Asunción, que sirvió como sede provisional para la Hermandad.

A pesar de las obras en San Lorenzo, la cofradía pudo salir parcialmente de la parroquia para realizar su salida procesional. Finalmente, el 6 de febrero de 1997, las imágenes regresaron a San Lorenzo en un solemne traslado.

Durante este período de incertidumbre, la actividad de la Hermandad continuó. Se informó sobre la celebración de la I Muestra Nacional de Artesanía Cofrade «Munarco» en Sevilla, y se tomaron decisiones importantes, como la modificación de las reglas para permitir la participación de las hermanas en la estación de penitencia y el nombramiento de camareras honorarias para las religiosas trinitarias de Madre Isabel y mercedarias de la Asunción.

En junio de 1999, la Hermandad decidió adquirir un inmueble en la calle Pescadores 14. Tras las obras de adaptación, el 28 de febrero de 2003 se llevó a cabo la bendición del lugar.

Además, se conmemoraron los 75 años de la bendición de la imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás en San Román y se programaron diversos actos para celebrar este aniversario, incluyendo una muestra fotográfica, mesas redondas, una exaltación, un concierto y una función conmemorativa.

En diciembre de 2009, el Arzobispado de Sevilla estableció un Comisionado en la Hermandad del Dulce Nombre, dirigido por Manuel Toledo Zamorano. Esta situación se mantuvo durante cuatro años y medio. Sin embargo, durante la homilía de la función principal de instituto el 23 de marzo de 2014, el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria Campos, anunció el fin del Comisionado y la próxima convocatoria de elecciones. El 13 de junio de 2014 se llevó a cabo un cabildo general de elecciones, resultando elegido hermano mayor Manuel Pío Casal del Cuvillo.

Entre los años 2015 y 2020, la Hermandad realizó importantes restauraciones en sus imágenes bajo la dirección de Carmen Bahima Díaz. Se restauraron las imágenes de Jesús ante Anás y San Juan Evangelista en 2015, la Santísima Virgen del Dulce Nombre en 2016, y el Santo Cristo del Mayor Dolor entre 2019 y 2020.

Además de estas restauraciones, se emprendieron proyectos para la restauración y recuperación del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús ante Anás entre 2016 y 2018, así como la restauración y el cambio de terciopelo del manto de María Santísima del Dulce Nombre, completado en el taller de Jesús Rosado, de Écija, y estrenado en el Martes Santo de 2018.

El 21 de marzo de 2018 se firmó un nuevo contrato de arrendamiento de la capilla entre las Hermandades del Gran Poder y del Dulce Nombre, con una duración inicial de diez años, prorrogables hasta cincuenta.

Durante el verano de 2018, se llevó a cabo una intervención de restauración en el zócalo de azulejos de la capilla, realizado por el pintor y ceramista Manuel Arellano Campos en 1895. Además, se realizaron trabajos de remodelación integral en la capilla.

El 16 de septiembre de 2018, durante la función en honor a la Santísima Virgen del Dulce Nombre, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, bendijo la capilla después de su restauración.

Para conmemorar el centenario de la reorganización de la Hermandad, se programaron una serie de cultos y actividades. Entre ellos, la presentación del programa conmemorativo en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla el 25 de septiembre, la conferencia inaugural en el Salón Real del Círculo de Labradores de Sevilla el 31 de octubre, y una solemne misa de acción de gracias en la Parroquia de San Lorenzo Mártir el 8 de noviembre, entre otros eventos.

Además, se organizó una exposición conmemorativa titulada «1919: pasado y futuro» en el Real Círculo de Labradores entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre. Se llevaron a cabo varios conciertos, conferencias y la publicación de una edición extraordinaria del Boletín de las Cofradías de Sevilla dedicada a la Hermandad.

Finalmente, tras la Semana Santa de 2018, se adquirió un nuevo inmueble en la calle Curtidurías número 10 para ser la nueva casa de hermandad. Tras las obras de remodelación y adaptación, fue bendecida, inaugurada y puesta a disposición de los hermanos el 19 de noviembre de 2021.