La Semana Santa en la ciudad de Córdoba se erige como una de las tradiciones más arraigadas en el calendario popular, con una historia que se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando las Cofradías Penitenciales comenzaron a florecer en la ciudad. Cofradías emblemáticas como la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora de las Angustias o la del Santo Crucifijo marcaron el inicio de esta celebración.

En el siglo XVII, durante un período de fervor religioso, nuestra Hermandad empezó su andadura. En 1607, las cuentas de Juan Guerrero, Hermano Mayor en aquel entonces, revelan los primeros gastos en cera y flores para la Cofradía de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de Loreto, con sede en la Parroquia de San Nicolás de la Axerquía.

Sin embargo, fue en 1720, durante el obispado de Marcelino Siuri, cuando la institución de la Hermandad del Huerto fue oficialmente establecida. Con el traslado de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto al Convento de los Franciscanos, se incorporó la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas, simbolizando el martirio de Cristo flagelado y atado a una columna. Esta advocación estrechó vínculos con el gremio de los curtidores y guadamecileros.

A lo largo del siglo XVIII, los obispos ilustrados como Miguel Vicente Cebrián y Pedro Antonio Trevilla impulsaron reformas en las procesiones de Semana Santa, limitando las celebraciones. No obstante, la devoción a las imágenes de Cristo en la Oración en el Huerto y el Señor Amarrado a la Columna persistió entre los habitantes del barrio de la Axerquía.

En 1861, se llevó a cabo una reorganización de la Hermandad, aunque efímera. No sería hasta 1917 cuando la Hermandad resurgió nuevamente. Durante la década de 1920, vivió un período de esplendor, realizando la Estación de Penitencia en la noche del Martes Santo a partir de 1927.

La II República Española y la posguerra marcaron un período de crisis para la Semana Santa cordobesa y nuestra Hermandad no fue ajena a ello, dejando de procesionar en el Martes Santo y disolviéndose en 1963. Sin embargo, en la década de los 70, la Hermandad se refundó, ligándose a los excombatientes y añadiendo la imagen de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos.

En 1974, la Hermandad se reorganizó nuevamente, con la aprobación de nuevos estatutos y la bendición de María Santísima de la Candelaria. Bajo diversas Juntas de Gobierno, la Hermandad experimentó avances significativos en su patrimonio y actividades comunitarias.

En los años 80 y 90, la Hermandad continuó su crecimiento, destacando la inclusión de San Eloy Obispo como Titular y la participación en eventos como la Exposición “La Pasión de la Virgen”. A pesar de los desafíos, la Hermandad perseveró y renovó su compromiso con la comunidad.

En el nuevo milenio, la Hermandad celebró su 25 aniversario y continuó con proyectos de mejora patrimonial y actividades culturales. La vuelta a las calles del Señor Amarrado a la Columna en 2004 fue un hito significativo, al igual que la inclusión de Nuestra Señora del Amparo como Titular.

En los últimos años, la Hermandad ha continuado su labor bajo distintas Juntas de Gobierno, destacando proyectos como la restauración de imágenes y el fortalecimiento del Grupo Joven. La historia de nuestra Hermandad es un testimonio vivo de fe y compromiso comunitario, que perdura gracias al esfuerzo y la dedicación de todos sus miembros.