La Hermandad del Rescatado arrastra consigo una historia rica y compleja, tejida a lo largo de siglos de devoción y fervor popular en la ciudad de Córdoba. Su origen se remonta a épocas antiguas, mucho antes de que se erigiera oficialmente como entidad canónica en el siglo XX. Es una historia que se entrelaza con la propia idiosincrasia de la comunidad cordobesa y que refleja la profunda conexión entre la fe religiosa y la vida cotidiana de sus habitantes.

El culto a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado surge en los albores del siglo XVIII, con la llegada de la obra del renombrado imaginero granadino Fernando Ruiz Díaz de Pacheco a la ciudad. Desde entonces, la figura del Rescatado ha ejercido un magnetismo especial sobre los fieles, atrayendo a numerosos devotos y generando una ferviente devoción que perdura hasta nuestros días.

A lo largo de los siglos, diversas asociaciones y cofradías se han dedicado a venerar esta imagen, como testimonian los registros históricos del Obispado, la Comunidad Trinitaria y otros archivos eclesiásticos. Aunque muchas de estas asociaciones desaparecieron con el tiempo, su legado perdura en la memoria colectiva de la ciudad y en la devoción continuada hacia el Rescatado.

El devenir histórico de la Hermandad del Rescatado está marcado por períodos de esplendor y decadencia, reflejando los avatares sociales, políticos y religiosos que han atravesado la ciudad a lo largo de los siglos. Desde los tiempos de la Guerra de la Independencia hasta las convulsiones del siglo XIX y los desafíos del siglo XX, la Hermandad ha enfrentado innumerables pruebas y obstáculos, pero ha sabido mantenerse firme en su compromiso con la fe y la tradición.

El siglo XX trajo consigo nuevos retos y oportunidades para la Hermandad del Rescatado. La dictadura de Primo de Rivera supuso un resurgimiento de la vida religiosa y cofrade en Córdoba, permitiendo que la imagen del Rescatado volviera a participar activamente en las procesiones de Semana Santa. Sin embargo, fue en 1941 cuando un grupo de devotos, encabezado por destacados ciudadanos como D. José García Vinuesa y D. Francisco Fernández de Córdoba, presentó oficialmente la solicitud de erección canónica de la Hermandad, un hito que se materializó al año siguiente bajo el episcopado de D. Adolfo Pérez Muñoz.

Desde entonces, la Hermandad del Rescatado ha experimentado un proceso de consolidación y crecimiento, expandiendo su presencia en la vida religiosa y cultural de la ciudad. A lo largo de los años, ha desarrollado una intensa labor pastoral, promoviendo la fe y la devoción entre sus miembros y la comunidad en general. Su participación activa en las celebraciones de la Semana Santa cordobesa, así como en otras festividades religiosas y sociales, ha contribuido a fortalecer los lazos de unión y solidaridad entre sus integrantes y a proyectar una imagen de fraternidad y compromiso con los valores evangélicos.

En la actualidad, la Hermandad del Rescatado continúa su misión de difundir el mensaje de amor y redención que encarna la figura de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado y de María Santísima de la Amargura. A través de sus actividades religiosas, culturales y caritativas, sigue siendo un faro de luz y esperanza para la comunidad cordobesa, inspirando a nuevos fieles y manteniendo viva la llama de la fe en el corazón de la ciudad. Su historia es un testimonio vivo del poder transformador de la fe y la devoción en la vida de las personas y de las comunidades, y su legado perdurará por generaciones como un testimonio de la profunda conexión entre lo divino y lo humano.